_Juego Sucio

Esperé ansiosamente a que alguien abriera la puerta.

Finalmente, la vieja puerta crujió al abrirse y mi hermano, Caleb, asomó la cabeza.

Cuando sus ojos se posaron en mí, su rostro se iluminó con una sonrisa mientras abría la puerta completamente.

—¡Por la luna, Phoebe! —chilló, atrayéndome hacia un abrazo—. Ha pasado demasiado tiempo, hermana mayor. ¿Por qué no pudiste visitarnos, eh?

Mi corazón se derritió en ese momento mientras lo abrazaba de vuelta, acariciando su cabeza con ternura. —Dios, Caleb, ha sido un infierno en esa mansión. He estado tan ocupada que no pude hacer tiempo para visitar y...

—No tienes que explicarme nada. —Se separó del abrazo, empujándome juguetonamente en el hombro.

Pero luego colocó su mano junto a su boca, susurrando:

—No puedo decir lo mismo de Mamá y Papá, sin embargo.

Mierda... Exactamente lo que temía.

Suspiré, aceptando mi destino y esperando que no me hicieran preguntas sobre las noticias que circulaban de que había engañado al Alfa.