Ella está en el centro de todo

Todos se quedaron en silencio, fijando sus miradas en el Licántropo tras su revelación.

Incliné la cabeza, curioso por escuchar si podía arrojar más luz sobre lo que estaba diciendo.

—Continúa, Licántropo. ¿Tienes a alguien en mente que podría ser una amenaza ahí fuera? ¿Y tienes alguna idea de cómo podríamos sacarlos a la luz? —pregunté.

El Licántropo suspiró, reajustando su posición sentada antes de continuar.

—Bueno, no tengo ningún sospechoso en este momento. Por lo que sabemos, la amenaza en cuestión podría ser alguien en esta habitación.

Hizo una pausa, recorriendo con la mirada a todos los presentes para enfatizar su punto.

Todos volvieron a quedarse en silencio, la tensión en la habitación se hizo palpable mientras se miraban entre sí. Pero yo mantuve mi mirada fija en el Licántropo, tamborileando con los dedos en el reposabrazos de mi asiento.

Al ver mi mirada sobre él, el Licántropo se aclaró la garganta y continuó.