—Quizás mi historia sea una lección para otros nobles que puedan albergar la misma oscuridad en su interior —había dicho mi madre justo antes de que partiéramos hacia la boda.
Bueno, ahora nadie conocerá su historia porque todos estaban cayendo como moscas.
Todo había sucedido tan rápido.
Primero, la flecha que atravesó el pecho de mi madre después de que Phoebe y yo compartiéramos nuestros votos y luego el pandemonio que siguió cuando los ataques comenzaron a llover sobre los lobos en el salón del evento.
Corrí hacia ella, atrapándola antes de que pudiera caer al suelo, viendo cómo la vida se escapaba lentamente de ella.
—K– Kaene... —jadeó mi madre, sus ojos apagándose mientras me miraba.
Abracé su cuerpo con fuerza, frunciendo el ceño.
La flecha clavada en su pecho tenía una hoja de plata.
Cazadores...
Su vestido se estaba empapando con su sangre, pero intenté detener la hemorragia colocando mi mano sobre la herida y aplicando presión.