Dos días después.
El cielo estaba cubierto por nubes opacas, como si supiera lo que estaba por ocurrir.
Izeo había pasado los últimos días encerrado. No había vuelto al trabajo. No había respondido mensajes de Kyou. Apenas comía. Apenas dormía.
La pistola que apareció en su mano aquella noche ya no estaba. Pero la sensación de su existencia seguía viva en su pecho.
Cada vez que cerraba los ojos, escuchaba ese disparo.
Y a la vez, una voz, lejana, susurrante.
"Esto no fue un accidente. Fue una prueba."
Encendió la televisión.
Una noticia en directo. El mismo presentador de antes, ahora con una nueva alerta roja:
—…y según testigos, el agresor fue detenido por un sujeto no registrado, que aparentemente utilizó una manifestación de energía Verxtextol sin haber sido registrado por F.O.R.I.S. Las autoridades están en proceso de identificar al civil…
Clic.
Apagó el televisor de golpe.
Ya saben. Me están buscando.
Un timbre. Esta vez, uno más delicado. Como si no quisieran alarmarlo.
Izeo no se movió. Pero entonces…
—Izeo Varneth. Abra la puerta. Sabemos que está ahí.
Esa voz era distinta. Más… artificial.
Dio un paso hacia la puerta.
Se detuvo.
Y volvió a avanzar.
Al abrir, encontró a tres agentes. Pero esta vez no eran simples inspecciones. El que estaba al frente era distinto. Traje más pulido. Insignia dorada.
Un oficial de alto rango.
—Varneth, ¿puedo entrar?
Izeo asintió en silencio. Su cuerpo temblaba, pero no retrocedía.
Una vez dentro, el oficial lo observó con detenimiento. Sacó un pequeño dispositivo, lo encendió y una silueta holográfica del arma que Izeo había creado apareció flotando.
—Energía reconocida. Nivel de fusión: 42%. Muy avanzado para un civil.
No podemos ignorar esto, Varneth.
—¿Qué… quieren de mí?
—Nada… aún. Por ahora, te ofrecemos una sola opción.
El oficial deslizó una carpeta con un logo: el mismo símbolo que los agentes llevaban en el pecho.
F.O.R.I.S – Orden Federal para la Regulación de la Hechicería Integrada
Reclutamiento Oficial: Ingreso a la Academia.
—O te unes a nuestra institución, donde te entrenaremos, controlaremos y protegeremos, o… —hizo una pausa, breve— serás considerado un usuario fuera de control. Una potencial amenaza.
—¿Y si no quiero ser parte de ustedes?
—Entonces serás tratado como los criminales a los que enfrentaste. Solo que tú no tendrías escapatoria.
Izeo apretó los puños.
—No pedí esto.
—Nadie lo hace. Pero las Cajas no eligen por azar. Fuiste llamado.
—¿Por qué yo?
—Esa es la misma pregunta que todos los grandes usuarios se hacen antes de cambiar el mundo.
Silencio.
El oficial dejó una tarjeta.
—Tienes 72 horas. La oferta expira. Después de eso… vendremos por ti.
Y se fueron.
Izeo se quedó mirando la tarjeta en su mano. En ella solo había una palabra:
[ ACADEMIA F.O.R.I.S ]
"El don no basta. Debes merecerlo."
Esa noche, la ciudad pareció más silenciosa.
En la cima de un edificio, una figura encapuchada observaba las calles, murmurando:
—¿Qué camino tomarás, Izeo Varneth? ¿La luz… o la máscara?
Una silueta femenina se acercó a él, con una mirada preocupada.
—¿Debemos intervenir?
—Aún no.
Primero… veamos si su poder lo consume.
O si lo convierte… en lo que tanto teme.