—No es lo que piensas, Casaio —dijo Zilia. El hombre dentro intentó huir pero Karmen fue rápido y lo inmovilizó contra la pared, sujetando sus muñecas con las esposas plateadas.
—¡Ah... Suéltame! —El hombre forcejeó contra el agarre de Karmen. Karmen sacó la aguja e inyectó la droga en el cuello del hombre, dejándolo inconsciente. Llevándose el teléfono al oído, llamó al equipo para que sacaran al hombre.
—¿Vendrás voluntariamente o tendremos que arrastrarte? —preguntó Gabriel mirando fríamente a Zilia.
—Casaio, ¿por qué no dices nada? ¿No confías en mí? —Zilia dio un paso adelante para alcanzar a Casaio.
Dominick miró preocupado a su hermano mayor. Zilia había estado engañando a Casaio todo este tiempo.
—Gabriel, déjala ir —dijo Casaio.
Se rió amargamente de su hermano. —No bromees conmigo. Zilia es una espía y tengo que arrestarla, Casaio —dijo Gabriel—. Karmen, dame las esposas especiales —le ordenó a su beta, que estaba dentro.