Punto de vista de Olivia
Un silencio incómodo llenaba el aire. No era el tipo de silencio incómodo que te hacía querer retorcerte o huir, era simplemente tenso. Pesado. Como si la habitación misma estuviera conteniendo la respiración.
Tal vez era porque estábamos atrapados en este espacio cerrado, el aire denso, y él... Dios, era atractivo. Demasiado atractivo. El tipo de hombre que te hacía olvidar tu propio nombre por un segundo si no tenías cuidado.
Su cabello oscuro estaba desordenadamente peinado, como si acabara de pasarse los dedos por él en señal de frustración, o tal vez simplemente crecía así de perfecto. Su mandíbula era criminal, lo suficientemente afilada como para cortar vidrio, y sus ojos... maldita sea, sus ojos. Esa mirada perezosa y pesada que te hacía sentir como si pudiera ver cosas que ni siquiera sabías de ti misma. Sus anchos hombros tensaban su camisa, y las mangas estaban enrolladas, mostrando unos antebrazos que no tenían derecho a verse tan bien.