—Eso nunca debería volver a suceder. No debería suceder de nuevo.
Esas eran las palabras que me repetía todo el día. Odiaba cómo mi cuerpo reaccionaba a su tacto. No estaba bien, no debería volver a sentirse así nunca más.
—Pero sabes que no podemos controlar eso —susurró suavemente mi loba—. Tu cuerpo siempre responderá a su tacto. Ese es el poder del vínculo de pareja.
Su voz solo alimentó mi frustración.
—Al carajo con el vínculo de pareja —respondí bruscamente.
Mi loba, sintiendo que ya estaba enojada, decidió no hablar más, dejándome con mi ira.
—Luna, es hora de la carrera. ¿Te unes? —preguntaron Lolita y Nora mientras entraban a mi habitación.
Suspiré, sintiéndome agotada. No tenía energía para la carrera nocturna, pero tal vez ayudaría a despejar mi mente.
—Claro. Vamos.