Vendida

Punto de vista de Olivia

Mis piernas estaban débiles, mi cuerpo dolía bajo el peso del miedo, el agotamiento y el cruel collar que silenciaba a mi loba. Apenas podía respirar. La habitación a mi alrededor estaba llena de murmullos y susurros de hombres ansiosos por poseerme, ansiosos por tomarme como su premio. Lo odiaba. Odiaba lo indefensa que me sentía, lo impotente que era para detener cualquiera de estas cosas.

La voz del presentador retumbó por la sala, cargada de emoción.

—A continuación tenemos una joya rara, una virgen... ¿quién se llevará esta preciosa joya a casa? ¡La subasta comienza ahora!