El ascensor se abrió y él entró primero, esperando a Audrey.
Audrey sonrió a su jefe y negó con la cabeza.
—No puedes prescindir de mí... ¡uh! —Audrey estaba a punto de entrar al ascensor cuando alguien la atrajo contra un pecho duro.
—No te preocupes, Russell, ella no volverá contigo —dijo el Alfa Lago y presionó el botón del ascensor, cerrando las puertas.
Audrey esperó a que la puerta se cerrara completamente antes de apartarse de él.
—No aprecio el contacto físico repentino, señor, por favor suélteme —dijo Audrey, mirando su muñeca que aún estaba sujeta por él.
—¿En serio? —preguntó Alfa Lago con tono sombrío.
Se acercó a Audrey de manera depredadora. A medida que avanzaba, Audrey intentaba escapar retrocediendo, pero su espalda chocó contra la pared y supo que estaba acorralada.
—¿Qué quieres ahora? —preguntó finalmente Audrey, mirando su rostro.