Confrontaciones y Confesiones

Audrey observó la sorpresa en el rostro del Alfa Lago y se dio cuenta de que no era la única que había sido desconcertada por la situación que se estaba desarrollando.

—Oye, ardilla, has crecido bastante, ¿y quién demonios te apareó? —preguntó Mark protectoramente.

—¡Ya basta! ¡Los dos! —Audrey fue y agarró el brazo de María, arrastrándola lejos de Mark hacia la sala de estar.

María quería quejarse pero de repente se dio cuenta de la situación, comprendió que acababa de meterse en un gran problema con Audrey y el Alfa.

Se había dejado llevar y no pensó en las consecuencias. Entendía por qué Audrey estaría enojada; si fuera ella, también se sentiría enfadada y traicionada.

—¡Siéntate! —Audrey empujó a María hacia el sofá y la miró con furia antes de volverse hacia Mark, que ahora estaba de pie junto a ella con una pequeña sonrisa en los labios.

—Hola, Catherine, o, ¿es Audrey ahora? —preguntó Mark, mirando su cabello y su rostro.