María y sus amigas estaban al otro lado del parque, y ella acababa de terminar de explicarle todo a Maya, dejándola conmocionada y confundida.
—A este paso, no me sorprendería si mi bebé resulta ser mi hermana gemela —Lawrence atrajo a Sandra hacia su costado—, pero no me importaría, nena, porque ya estoy tan profundamente dentro de ti...
—¡Lawrence! —Sandra le dio una palmada en el brazo.
—¡Ay! Quería decir que ya estoy tan profundamente enamorado de ti —dijo Lawrence con un puchero mientras se frotaba el brazo adolorido.
—Oye, allá —Alex señaló al otro lado del parque.
—Sí, los vemos, ¿y? —preguntó María, arqueando la ceja para escuchar la estúpida respuesta de Alex.
—Vamos a conocerlos —dijo Alex y avanzó inmediatamente, pero sintió que alguien lo arrastraba hacia atrás por la manga.
—Déjalos en paz, Alex. La persona hacia la que deberías estar corriendo es él —Lawrence agarró la cara de Alex y la giró hacia un lado.