Todo su ser parecía estar envuelto por su aliento.
Aunque fue un beso íntimo, le dejó una sensación helada.
¡Cuanto más se entrelazaban sus labios y dientes, más frío sentía hasta los huesos!
¡Su beso era como si estuviera demostrando que él tenía el control, y ella no era más que un juguete que complacía su placer y su rabia!
¡Ella no quería un beso así!
De repente, ella mordió... y un sabor metálico a sangre se extendió por su boca.
Sin embargo, para su sorpresa, él no la soltó, sino que la besó aún más fervientemente, de manera maníaca y asfixiante, ¡como para decirle que podía tener todo lo que quisiera, a cualquier precio!
Ren Chuqing soportó pasivamente el beso hasta que llegó a su fin...
—¡Plaf!
Una bofetada nítida y sonora resonó en la noche silenciosa.
El rostro de Wen Muqing se giró ligeramente hacia un lado, formándose un moretón donde había sido golpeado.