Lu Mianmian miró al hombre frente a ella, quien ahora parecía haber sido arrancado de su elevado lugar en las nubes y caído al polvo.
—No me gustas, ¿has olvidado lo que dije? Solo quiero un novio saludable, no quiero caminar por la calle con mi novio en el futuro y sufrir las miradas extrañas de los demás —se sintió obligada a reiterar la excusa que usó antes.
Mirando el rostro pálido de Wen Mulan, sus labios ligeramente temblorosos y sus ojos perdiendo gradualmente su brillo, Lu Mianmian sintió que su propio corazón también dolía.
—¿De verdad te importa tanto... la discapacidad de mi pierna? Aparte de cojear cuando camino, no hay diferencia entre yo y una persona normal y saludable —argumentó él.
—Una cojera es una cojera. ¡En cualquier caso, es imposible entre tú y yo! —dijo ella.
Él la miró con amargura.