BUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM
—¿Nos vemos mañana?
Él miró a nuestro al rededor, como buscando la simpatía de los perfectos desconocidos que nos rodean por estar en la calle.
—Seguro.
Respondió tras ese mero sondeo irracional.
—Okey~
Me di la vuelta, sin mirarle más.
Quizás por no saber que esta sería nuestra última charla, el último intercambio entre ambos. La última vez que le vería.
BUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMBUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMM
Capítulo 1: Tu Mirada Que Ya No Está.
-BUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM-
El sonido indiferente a mis sentimientos arruinó mis ansias de dormir, en medio de la terrible batalla por reacomodarme le dejé bien claro a mi corazón que jamás podré acostumbrarme a esto.
...es un fastidio.
Divagando con la mirada maldije los artilugios que me impiden total libertad, estar tan indispuesta me resulta imposible de gestionar y antes de poder exaltarme…
-BIN BIN BIN BIN BIN BIN BIN-
Una alarma que hace retumbar cada partícula de mi existencia, comenzó a cumplir su función por algún motivo.
Maldición.
Aunque ya sé el motivo, por desgracia.
—Aaah vaya, tal parece que aún no damos con la manera adecuada.
Un hombre de complexión robusta y mirada indiferente entró al lugar vistiendo un uniforme de doctor.
¿Q-Qué…?
Aunque la situación tan extraña en la que me vi estaba superandome, ver a este hombre hizo que sea conciente de mí misma.
Al menos hasta cierto punto.
—...
Él me miró y suspiró, se acercó ignorando mi pregunta como si solo fuera un ruido innecesario.
—¿Recuerdas algo?
La pregunta es tan extraña en esta situación y tan descortés que no puedo evitar fruncir el ceñ-BIN BIN BIN BIN BIN BIN BIN-
—Parece que no. Haaah, es mi culpa por ilusionarme.
Él me miró con decepción, por algún motivo no hizo más que ignorar mi respuesta.
¿O quizás solo estaba burlándose de mí?
Que más da, ya se está yendo.
—...
Abrió la puerta para salir sin mirarme de nuevo y tan solo dejó un último comentario.
—En 2 días tienes visitas, espero que tu condición mejore para entonces.
Como si se tratase de una noticia sin importancia, soltó tal informe con indiferencia para después cerrar la puerta como si nada.
…
Volví a cerrar los ojos, por fortuna estoy consiguiendo obviar el ruido incesante de la “cosa” que reiterativamente me atormenta.
Por desgracia no estoy consiguiendo dormir.
Por algún motivo cuando lo intento es como si mis sentidos se agudizaran evitando que logre descansar, la sensación es antinatural e incomoda.
Además sé perfectamente bien que debo cuidar mi ciclo de sueño.
.
.
.
—¡Me aseguraste que harían algo!
El grito destruyó la armonía en mi satisfactorio sueño.
—Te dije que haríamos lo posible.
Una voz dulce aunque concisa.
—¿¡Es que acaso están ciegos!? ¿¡Les parece que esto es digno de un “hicimos todo lo posible!?
Ella siguió acabando con la paz en este espacio.
—Escucha Lahel, sabes bien que este no es el lugar adecuado para gritar.
Y él se mostró reacio a permitir más de eso.
—¿¡Y qué se supone que haga!? ¿¡Sabes si quiera lo que siento!? ¡Vine aquí para encontrarme con esto!
Por algún motivo, escucharla me hace sentir extraña.
—Debes tranquilizarte, necesitas enfriar tu mente.
Por algún motivo, las dos personas están discutiendo cerca mío, no entiendo las razones pero la mujer suena muy frustrada y el hombre realmente parece triste intentando calmarla.
—...ella, ella va a sobrevivir. ¿verdad…?
En su pregunta, hay una sensación de esperanza infundada.
—Perdón Lahel, hablemos de eso en la oficina.
Luego de eso hay un silencio increíble, por algún motivo sentí como si me estuviera mirando fijamente. No he podido abrir los ojos, aunque como no siento la necesidad de ello, tampoco es como que me preocupe.
.
.
.
¡!
Abrí los ojos de golpe, no estaba el sonido molesto del aparato ruidoso. No estaba nadie, ¿alguna vez hubo alguien ahí? No lo parecía, ¿o si?
En todo caso, intentando reincorporarme…
¿Qué es esto…?
-BIN BIN BIN BIN BIN BIN BIN-
Por algún motivo, mi mano derecha, mi antebrazo derecho, mi brazo derecho al completo, no está ahí.
-BIN BIN BIN BIN BIN BIN BIN-
El sonido del artefacto se sintió como múltiples agujas entrando en mi cabeza.
Miré a mi izquierda.
-BIN BIN BIN BIN BIN BIN BIN-
Para mi sorpresa, solo falta mi mano.
¡Que suerte!
-BIN BIN BIN BIN BIN BIN BIN-
En medio del agudo e incómodo sonido, alguien abrió la puerta.
—No sé si debo tomarme esto como algo bueno.
Me miró con extrañeza, parece que él también siente esta incomodidad por lo que se ve bien reflejada esa sensación en su rostro.
Su voz me recuerda, no. ¿Le he escuchado antes? Por algún motivo me duele la cabeza cuando intento hacer memoria.
—Bien, eso fué todo.
Tras darle a varios botones con habilidad, declaró.
Pareces incómodo.
—Bueno… Debo irme ya, espero te recuperes.
Ignoró mi respuesta y me miró con calidez para después salir rápido.
En todo caso, ¿a qué vienen esos ánimos? Yo no me siento mal.
.
.
.
Abrí los ojos y me encontré con la indiferente mirada de un hombre vistiendo ropas de doctor, por algún extraño motivo me mira fijamente.
¿Podrías parar?
—No recuerdas nada.
Ignoró mi respuesta y soltó esa conclusión.
—Pero, ¿dónde está la delimitación?
Me miró con más intensidad, por un momento creí sentir escalofríos.
—Bueno, tampoco es como que puedas responder.
Suspiró y mantuvo su atención nuevamente. Quizá esperaba una reacción.
—Esta es tu última semana aquí, ya son 2 años desde que fuiste internada.
Sin importarle mis sentimientos, dijo esto como si nada.
Es un dato que no sabía.
—Tu madre y tu padre han luchado contra todo, ellos son encantadores eh.
Su forma de decirlo hace ver como le da igual.
—Pero ya enserio Annie, ¿realmente necesitas hacer todo este circo apelando por tu vida cuando ellos dos están gastando sus últimos esfuerzos en ti?
No tengo idea de porqué usa un tono tan indiferente, aunque creo que si alguien lo escuchase jamás diría que se trata de un doctor. Este hombre me está incentivando a cometer una acción de la que no hay vuelta atrás.
No, jamás haría algo así.
—Haaah, ellos creen que me he equivocado. Para nada Annie, tú y yo sabemos que vas a olvidarme. Que este momento lo vas a olvidar y con él, la Annie de ahora habrá muerto.
Se acercó tranquilamente, sus ojos azules no se apartaron para nada.
—La querida hija de la señora Lahel murió hace tiempo, ahora mismo ni siquiera sabes quien es ella. ¿Verdad?
Ante esta pregunta, por más que me irrite, no tengo la más mínima idea de quién es esa persona. Jamás había oído un nombre así antes.
—Efectivamente, el horror de la muerte está en el olvido.
Su conclusión se sintió extraña, no siento nada ante algo que quizás debería ofenderme.
—Y tú, Annie… Esa enfermedad tuya no es algo que puedas resolver fácilmente. Estás condenada a olvidar, incluso estas palabras. No habrá recuerdos para la Annie que despertará por primera vez en su hogar.
Él sonrió por primera vez.
Y salió del sitio rápidamente sin decir más.
Y con él la sensación de estar siendo asfixiada.
Y…
.
.
.
…y el sonido de los pájaros, su canto.
Sentí una suavidad única, por algún motivo, es algo familiar…
Abrí los ojos lentamente, me recibió un techo poco familiar, tan poco familiar que jamás en la vida lo he visto, tan poco familiar que arruinó mi estado de ánimo.
¿…dónde estoy?
Mi pregunta no llegó a materializarse, quizás este es el motivo por el que estoy tan extrañada. Una breve sensación de apego llegó a mí.
Me siento asqueada.
Tras esto, traté de incorporarme.
—¡...!
Aunque me encontré con un pequeño problema.
—aa, aagh… ¡dadaah!
Ahora son 2 pequeños problemas.
—...
Cayendo sobre la cama, no me queda más que enumerar estos problemas:
Mis extremidades no están, es como si se hubieran ido de viaje sin avisarme antes.
Mi boca y mi mente no están en sintonía, por algún motivo cuando intenté maldecir, mi voz sonó como la de un recién nacido tratando de vocalizar.
Esto es algo preocupante, mis energías han vuelto totalmente a mí lo que fué una gran alegría… Sin embargo tener estos inconvenientes es raro. ¿No?
Quiero decir, ¿que he hecho para sufrir esto? Y, a todo esto…
¿Cuál es mi nombre?
La pregunta llegó por inercia tras pensar brevemente, mi conciencia poco a poco se recupera, mis recuerdos no están regresando.
¿Qué edad tengo?
La duda no se disipa, siento que mi cerebro empieza a doler.
¿Cómo llegué aquí…?
Lo esencial es que mis recuerdos no están presentes pero mis conocimientos si, bueno eso es obvio. De no ser así sería incapaz de formular esta palabrería.
Por algún motivo, aunque tengo la calma para hablar conmigo misma, mi corazón late muy fuerte y siento como mi cuerpo se está calentando.
No es una sensación bonita.
-TOC TOC-
En medio de mis pensamientos, alguien llamó a la puerta totalmente indiferente a mi desconcierto.
—...
No esperó ni un segundo y entró sin decir una sola palabra.
Es una chica alta de largo cabello castaño, sus ojos verdes y ojeras pronunciadas me miran con calidez, un consuelo que jamás imaginé ver tan pronto la acompaña, como si pudiera leer mis pensamientos.
—Espero que mi presencia no sea una molestia.
En una reverencia profunda y perfecta, habló por fin. Sus ropas son un uniforme de sirvienta clásico sin ningún tipo de adorno, ser capaz de ver esto y describirlo me hace preguntarme…
¿Qué sería de mí si además de mis recuerdos, también mi conocimiento estuviera perdido?
Quizás en ese caso tan terrible, mi existencia sería igual o más dócil que la de un vegetal.
—...bueno, no es mi intención molestarla ni nada.
Ella se acercó sin esperar respuesta, lógicamente ahora sé que no soy capaz de responder y muy probablemente para ella sea aún más lógico.
No me he visto, ni siquiera en reflejos.
Tampoco es como que pueda tocar mi rostro porque no tengo manos ni dedos, seguramente a la vista de esta chica, no soy más que una molestia.
O un monstruo.
—Debe tomar su medicación a partir de hoy, también me la llevaré de su habitación para que pueda comenzar su tratamiento poco a poco.
Por algún motivo, desde que abrí los ojos hasta ahora, por fin escucho algo… ¿lindo? Ella no me ve con ojos de asco, ni tampoco muestra indiferencia.
Parece alegre por estar aquí.
—Su madre, la señora Lahel me ha pedido que me encargue de todo mientras está fuera. El plan de tratamiento busca como resultado hacer que usted pueda volver a hablar.
Ella me miró con una sonrisa solemne, la plenitud de su declaración me hizo ver como me equivoqué creyendo que esta persona estaba actuando, ella realmente es una “buena persona”.
—Durante estos últimos 2 años, desde su accidente, el historial médico indica que usted mantuvo destellos de conciencia fugaz, su cerebro sufrió daños irreversibles.
Sin ninguna compasión, ella básicamente me dijo que soy una discapacitada mental. Aunque sinceramente me siento muy lúcida.
—Aunque claro, por fortuna sus padres han hecho todo lo posible para evitar que usted muriera. Durante estos 2 años, lo único que usted, señorita, ha perdido… Fueron sus recuerdos.
Por algún motivo ella contuvo sus lágrimas, también fué capaz de mantener la calma y no romperse delante mio.
Quizás antes, cuando todavía no había perdido la memoria, ella fué una gran amiga.
—...
Por algún motivo siento que mi corazón late fuerte debido a lo que ella me ha dicho.
¿Acaso la chica que ella conoció murió a coste de que yo esté hoy aquí?
—B-Bueno, dicho eso… Hay un método para que podamos comunicarnos. Por fortuna.
Ella vaciló un poco en mostrar su alegría por el comentario pero tampoco es como que pueda decirle nada.
—Bien, su padre se encargó de financiar un artefacto con la capacidad de usar las pulsaciones neuronales como referencia y así poder transmitir lo que usted desee con fluidez.
Ella explicó el funcionamiento del pequeño objeto parecido a un teléfono móvil con un resumen de poca fiabilidad, en realidad no es como si me interesarán las bases en las que se funda la utilidad de esta cosa.
De hecho no me motiva ni me decepciona saber que “mi padre” ha hecho esto por mí, simplemente siento una indiferencia que me extraña.
—En fin, no hace falta meternos en cosas técnicas complicadas porque en realidad ni yo sé exactamente cómo funciona todo.
Ella sacó dos cables del artilugio extraño y los acercó a mí, por desgracia no puedo hacer nada para evadir esto.
—Bien, cada uno va en sus orejas señorita.
Ella los metió en mis oídos sin preguntar ni pedir permiso, luego, encendió el artefacto.
—Se siente como si me estuvieras violando.
Todos tienen “un tono” de voz en el cual piensan, por el hecho de desconocer su “verdadera voz” aunque esto solo es algo que yo misma creo, porque al soltar mis primeras palabras, ella me miró sorprendida.
—E-Eh, b-bueno… P-perdón…
El rubor en sus ojos deja a la imaginación cualquier pensamiento referente a “porque” está tan en shock.
No tengo idea de si esa voz que he escuchado, era la misma voz de la chica que ella conoció.
—S-señorita Annie, haré todo lo posible para que usted se recupere. Se lo prometo.
La calidez que me mostró al inicio, cuando la conocí hace un par de minutos es ínfima comparada con la que está mostrándome ahora.
—¡Bien! Em, si me disculpa…
Ella bajó la mirada y con rubor en el rostro…
—N-No quiero ser malinterpretada, ¿okey?
Me tomó en contra de mi voluntad, aunque no se esforzó ni un poco para tenerme en sus brazos, tal parece que no peso nada.
—Bien, vamos fuera. Ahí la podré acomodar en su silla.
Quizás hubiera sido un poco chocante entrar a la habitación sin previo aviso para informarme que usaré silla de ruedas por lo que ella eligió hacer las cosas de esta manera.
Tampoco puedo decir que esté muy a favor de que me esté tocando, un poco de más.
—¿Podrías dejar de tocarme el culo?
…me sorprende ser capaz de hablar en un tono tan frío, sinceramente pareciera que la estoy reprendiendo cuando en realidad solo quería pedírselo con amabilidad.
—¡Wah! P-perdón señorita Annie…
Ella saltó un poco por sorpresa y rápidamente me acomodó en la silla de ruedas, puedo decir que la comodidad de esto es bastante aceptable por lo que no me importaría usarla más veces.
—Em, señorita Annie… D-Debo arreglarla adecuadamente y luego llevarla a comer para poder tomar sus medicamentos.
No puedo terminar de acostumbrarme a su educación y amabilidad fusionadas.
—Eres demasiado extraña.
Ante mi respuesta ella claramente se puso nerviosa, sin embargo verla tratar de contener estas emociones es curioso y adorable.
—Em, B-bue, b-bueno… Per, perdone…
No puedo imaginarme qué expresión estoy haciendo ahora mismo, solo sé que verla así me gusta.
—¿Seguirás perdiendo el tiempo?
Ella tembló y su rubor se intensificó, me miró con vergüenza y se dispuso a dar marcha adelante.
—¡Vamos!
.
.
.
Capítulo 2: Frente al espejo.
En el largo pasillo hasta nuestro destino, pude observar decoraciones curiosas y perfectamente limpias.
—...
Miré a mis lados y no encontré absolutamente nada destacable, aunque igualmente tratar de encontrar algo “destacado” en medio de mi propio problema es un tanto gracioso.
—En realidad no sé como llevar una conversación en estos términos, discúlpeme.
La chica que me llevaba en la silla de ruedas hasta la habitación para cambiarme trató de afinar un tanto la tensión e inconformidad. Sus ojos verdes la hacen ver tan hermosa que seguro ha enamorado a un sin fin de hombres.
—Y tampoco creí que el aparato tendría tantas limitaciones.
Incapaz de contestarle, solo moví un poco la cabeza. No puedo articular respuesta alguna por lo que al menos estos movimientos deberían ser suficientes.
—Ah, mire señorita.
Ella acomodó la silla de ruedas delante de la ventana, mostrándome un paisaje precioso.
El jardín que hay fuera es increíblemente grande y hermoso, hay personas yendo y viniendo. Todos bien vestidos.
La sensación de calidez en estos momentos es extraña, no siento ningún apego por este lugar ni por esta persona que me está ayudando pero mi corazón late con fuerza.
Es como si en algún momento la Annie de hace años hubiera estado en este mismo sitio antes, mi desapego no es más que la Annie aquí presente negándolo porque para mí está es la primera vez que hago esto.
—Señorita Annie.
Ella se acercó a mí con un pañuelo, su mirada refleja una sonrisa forzada.
Me gustaría preguntar: “¿Pasa algo?”
Pero eso es imposible, me gustaría usar el aparato que me entregó pero no me es posible usarlo a voluntad.
Ahora mismo, en medio de esta encrucijada… ¿Cómo se supone que puedo continuar?
—Señorita Annie, déjeme secar sus lágrimas.
En medio de mis divagaciones ridículas, ella me atacó así. Yo creí que podía notar mi desconcierto y no. La sensación que me angustia es una indescriptible.
Porque no noté que estaba llorando.
—Parece que usted aún recuerda algunas cosas.
Se veía aliviada mientras limpiaba mis lágrimas con cautela, por alguna razón verme así le hizo sentir bien.
—Antes de ser internada, usted siempre se detenía en este lugar para observar el jardín.
La respuesta que dió a mi silencio absoluto fué una inesperada, no había sentido en tratar de encontrar algún significado extraño a ello. En realidad su forma de decirlo era distante.
—Yo, siempre odié eso.
Su sentencia se escuchó como un recuerdo lindo, ella terminó de limpiarme y miró la escena. Había desapego pero también, un poco de cariño.
—Verlo ahora me hace valorar cada momento como este que tenía con usted. Creí que la perdería, que usted no volvería, pero aquí está… Aún está.
Su voz se rompió y se tapó la boca, desvió su mirada para evitar que pudiera encontrarme con sus ojos.
—...sigamos.
Ella tomó la silla de ruedas y comenzó a moverme sin esperar un solo momento más.
Incluso yo soy capaz de comprender que en este momento, el ambiente está gobernado por una tensión abrasiva.
.
.
.
—Hemos llegado, abriré la puerta.
Delante de la puerta de madera, ella se veía algo superada por la situación. Posiblemente no creyó que sería tan difícil cuidar de una persona en mis condiciones.
En todo caso, mi mayor problema radica en que por fin podré verme en un espejo.
Mientras ella abre la puerta y procede a entrar conmigo al lugar, lo único que puedo hacer es observar. Hasta ahora, no nos hemos encontrado con nadie más.
—Bien señorita Annie, ¿qué podré ponerle para que se vea lo mejor posible?
La miré fijamente porque comenzó a buscar entre vestidos exuberantes demasiado decorados rozando con el ridículo.
—Elija usted, parpadee 2 veces si le gusta el de la derecha y 1 vez si le gusta el de la izquierda.
Ella luce realmente feliz, como si mis pensamientos no llegarán a transmitirse a través de mi rostro.
—...
De todas formas. El vestido que tiene a su derecha es azul con pliegues morados y muchas decoraciones a juego que le dan un aire a ropa formal y de etiqueta, el vestido a su izquierda es gris con acabados negros y sin duda es más bien informal por la composición tan extraña así como por el diseño.
Si ella quiere que yo decida, no pienso dudar ni un segundo más.
—...
Parpadeé 1 vez, ante esta acción ella se quedó mirándome confundida, como si estuviera esperando un segundo parpadeo, extrañada y muy dubitativa.
—...s-señorita Annie, ¿está usted segura?
A mis ojos, ella se ve tremendamente decepcionada. Como si estuviera esperando una elección totalmente diferente por creencias de las cuales no tengo idea.
Me limité a asentir y ella suspiró.
—Bien, como usted ordene.
Su desgana es más clara que nunca, no entiendo mucho esto pero bueno…
—Bien.
Ella me acomodó y comenzó a desvestirme con cuidado, preparó todo rápido para poder hacer esto pronto.
—Mmm, no le queda nada mal. Es una buena elección estética pero es algo complejo para mí.
Tal parece que ella desea decirme algo más, su expresión es algo extraña y no creo que sea bueno mantener el silencio.
En todo caso preferiría terminar con esto pronto, tengo curiosidad por cómo será este día.
—...
Agité mi cuerpo patéticamente logrando romper con la extrañez que acompañó este momento.
—¡Ah! S-si, cierto. Como todo, usted señorita no recuerda mi nombre… T-Tuve la descortesía de asumir algo sin tomar en cuenta su condición. ¡Perdón!
Ella pasó del desconcierto a la disculpa en segundos, quizás esto se debe a mi “respuesta” pero igualmente creo que es mejor a la rara tensión que se estaba formando por mi elección.
—Bien, usted me llamó Asha. Llevo sirviéndole desde que es usted una niña hace más de 10 años.
Ella tomó la silla de ruedas y mostrándose reconfortada, me acercó al gran espejo. Sin titubear, sin entender lo que mi corazón sentía y sin esperar mi duda.
Delante de mí, por fin pude conocer mi aspecto.
.
.
.
Capítulo 3: Víspera de una verdadera soledad.
Delante de mí.
-DUM DUM DUM-
Ahí estaba.
-DUM DUM DUM-
Una sensación extraña.
-DUM DUM DUM-
Inexplicable.
-DUM DUM DUM-
Como un hastío capaz de hacerte vomitar, como una palabra en la punta de la lengua.
-DUM DUM DUM-
Ella es preciosa, pero sus ojos lucen muertos.
-DUM DUM DUM-
Ella es preciosa pero su semblante inexpresivo genera una intriga desfasada.
-DUM DUM DUM-
Su rostro no tiene una sola cicatriz, sus extremidades faltan y su cabello luce algo descuidado, sin embargo quien la viera, jamás diría que es una “persona de clase baja”.
-DUM DUM DUM-
Mirando fijamente al espejo, me encontré con ella.
—...
Asha, me miró algo tensa. Han pasado ya un par de minutos desde que comencé a contemplarme; sin lugar a dudas si obvias mi evidente discapacidad, soy como una princesa de cuentos de hadas.
Este nuevo conocimiento ha dejado mi cuerpo totalmente sorprendido, mi corazón no para de latir con fuerza.
En mi mente la conclusión es difusa, ¿se debe a una especie de memoria muscular? ¿Es acaso el desconocimiento de la condición propia, algo que de facto irrumpe con el raciocinio del subconsciente independientemente de la experiencia general?
De todos modos, yo no voy a encontrar la respuesta a eso.
Ni siquiera soy capaz de saber o entender quién fué Annie antes de todo.
—Señorita Annie, debemos continuar.
Ella hizo una reverencia disculpándose por no tener mi respuesta y volvimos al pasillo para comenzar un nuevo destino: el lugar donde comeré.
En este caso, mi cuerpo aún no termina de adaptarse a la situación y me doy cuenta de cómo mi percepción de mi misma ha cambiado. Solo han pasado unas cuantas horas desde que abrí los ojos y es como si mi crecimiento no parase de progresar.
Sin embargo, me siento cada vez más como la peor mierda que podría existir.
Es como si hubiera una tristeza tan profunda en mí que no puedo entender. Algo que no puedo controlar, un sentimiento que me supera.
—Señorita Annie, me hace muy feliz estar con usted.
Asha soltó este comentario sin discusión alguna, miró alrededor y continuó con su guía.
—Es descortés decirlo pero usted me ha salvado muchas veces antes, no creo ser capaz de devolverla pero creo que soy capaz de cuidarla, por eso la señora Lahel me dejó a cargo.
Su voz está entrecortada, hay muchos sentimientos mezclados en su tono.
—...no me corresponde decir nada pero señorita Annie, quiero que entienda una cosa: hay muchas personas en este lugar que llorarán por usted.
Ella parece tratar de aliviar mis sentimientos, por algún motivo es capaz de leer mi estado de ánimo.
Por algún motivo sus palabras no son capaces de hacerme sentir absolutamente nada.
—Cierto, ninguno pudo estar para usted últimamente pero… Ya sabe cómo es la vida, como es tener responsabilidades, no los justifico puesto que usted es mi mayor prioridad pero, sin lugar a dudas hay gente que la ama.
Su melodrama parece buscar enfatizar que la tristeza tan profunda que se acentúa en mí, no tiene porqué estar. Como si me estuviera diciendo: “Niña lo estás sobrepensando”.
Como si no supiera lo que realmente siento.
El amor es algo complejo, pero el amor del que ella habla parece partir de una base endeble.
—Piense en eso siempre, todos estamos vivos porque alguien nos amó.
Ella concluyó, no puedo decir que esto tuvo un efecto negativo, positivo ni nada. Solo sé que mi corazón late fuerte y mi respiración está desorganizada.
-CLANK-
Asha abrió la puerta.
Capítulo 4: Lo que no es, fué, ni será.
—...
En silencio me acomodó en la parte más cercana a la puerta donde entramos y sin decir nada fué a por comida.
Nadie pareció notar nada raro, nadie, ninguno de los presentes intentaron mirarme.
—...
Me mantuve sin decir nada, ni siquiera lo intente. Me mantuve sin mover un solo músculo.
—Aquí tiene señorita Annie.
Asha regresó muy rápido y sirvió todo con una elegancia digna de elogio, al mismo ritmo acomodó varias pastillas de diversas formas y colores para que tome luego de comer.
—Abra su boca con cuidado.
Ella tomó una cucharada de la comida y la acercó sin esperar un solo segundo de contemplación.
.
.
.
Tras comer y tomar las pastillas, ella me sacó de ahí lo más rápido posible y suspiró.
—Haaah, para usted también debió ser una molestia que el comedor estuviera ocupado justo ahora.
Tal parece que estaba tan apresurada porque creyó que estaba incómoda.
Más bien estaba extrañada por la manera tan curiosa de su actuar.
—¡Bien! Salgamos fuera, lo mejor será que usted mire un poco el patio y eso. Estoy segura que le gustará ver todo lo que he sembrado.
Con orgullo y euforia, me miró como si fuera una niña pequeña para rápidamente sacarme al patio.
.
.
.
Mirando el atardecer, luego de un día extraño.
Aquí estoy, observando un enorme jardín.
Junto a mi, quien ha hecho y cuidado todo esto parece reafirmarse con alegría.
—Señorita Annie, ¿qué le pareció?
Hemos estado recorriendo este inmenso lugar todo el día, ella me mostró cada detalle y me contó muchas anécdotas. Este tiempo con Asha me deja claro que es una buena persona.
Mi impresión de ella se ha distorsionado hasta esta conclusión inevitable, aunque no inequívoca.
—...ah, cierto. ¿No son las hortensias una flor especialmente diferente?
Y evidentemente, mi imposibilidad para hablar hace que ella deba proseguir sin acompañamiento en este sentido.
—...
Ella cortó una hortensia y la trajo hasta mí.
—Huele perfecto, su estado es bastante correcto. No cabe duda que hice un buen trabajo.
Realmente parece feliz por su trabajo, en este caso me gustaría reconfortarla de algún modo pero no es como si pudiera decir algo.
—En fin, mañana será otro paso en su tratamiento.
Ella comenzó a moverme en dirección al palacio, nuevamente sin esperar reacción de mi parte.
—...
En el camino, no vimos a ninguna otra persona. Quizás sea eso lo que hace este espacio tan distinto a todo lo demás.
Quizás sea el motivo por el que me siento tan en paz.
—Señorita Annie, espero volver a verla mañana tal y como hoy.
Aaah, qué forma de decirlo tan linda.
En algún punto de esta pequeña charla, he olvidado cómo fué que terminamos así.
No recuerdo el nombre de esta persona.
Pero algo en mi interior grita, exige y violenta por algún eco.
Una pista.
Ella sigue lo que parece ser una rutina, desvistiéndome y preparando la cama para que duerma, ¿cuando llegué a este lugar? ¿cómo llegué aquí? ¿por qué ella está aquí…?
En esta encrucijada, no puedo decir si mi corazón y mi cabeza están en sintonía.
No es sólo esta sensación de “estar olvidando algo” si no también, el sentimiento dominante de “una tristeza inexplicable” y por si eso no fuera poco…
La terrible realidad de no entender porqué mis extremidades faltan.
.
.
.
Abrí mis ojos.
Un techo completamente desconocido me dió la bienvenida, una sensación de tristeza me inundó, una rareza me atacó.
Mi corazón, por algún motivo, está latiendo con fuerza.
Mi respiración, por algún hecho superior, está pesada.
—...
Miré a mis extremidades, ya que por mis movimientos no pude ponerme de pié.
—A… Kaaaagh… Aab… AaAaab…
Maldije por ser incapaz de incorporarme.
Pero la voz que salió fue una irreconocible, ni yo, quien desconoce alguna voz pasada, puede entender “por qué” ahora he balbuceado tan estúpidamente.
Y por si fuera poco, mis extremidades dejaron su sitio. Me abandonaron como los hechos antes de ahora, como si ambas cosas se hubieran esfumado con rabia de mí.
Este terrible despertar, me hace sentir un nudo en el estómago. Como si por algún motivo mis instintos más primitivos estuvieran exigiendo algo que desconozco.
Solo sé que ahora estoy aquí, que no hay más por hacer, que aún con estos sentimientos y aún con este pesar… No me queda más que continuar.
O al menos intentarlo.
—Buen dia, señorita Annie. Disculpe por entrar sin pedir permiso.
Interrumpiendo mis pensamientos y preocupaciones, una sirvienta de hermosos ojos verdes entró al sitio donde estoy.
Ella me miró con calidez, afecto y armonía.
Mirándome fijamente.
Sin prestar atención a mi condición física.