~~~Perspectiva de Yoshiki~~~
Mierda, ¿por qué tuve la estúpida idea de venir de intercambio a Japón?
Dije mientras me maldecía a mí mismo y caminaba por el aeropuerto esperando algún taxi.
Realmente no entiendo nada. Creía que con saber “arigato”, “gomen” y “onii-chan” iba a estar bien... Veo que no. Ni siquiera usan el mismo tipo de escritura; tengo que estar traduciendo todo con el teléfono y me veo como un idiota. Al menos ya tengo una habitación en un hotel, pero me convendría buscar otro lugar porque este está muy lejos de la escuela y, además, es bastante caro...
Pero primero tengo que buscar a alguien que me pueda enseñar japonés. Cualquiera podría, ya que sería su lengua natal, pero también debería saber inglés para poder comunicarnos entre nosotros.
¿Dónde mierda voy a encontrar a alguien así?
Suspiré, a punto de entrar en pánico, cuando un taxi se acercó para recogerme. Supongo que pensaré mejor en todo ya en el hotel...
Cuando llegué al hotel, realmente me costó mucho hablar con la recepcionista para decirle que ya estaba registrado, pero con mucho esfuerzo y el traductor de internet logré hacerlo.
La habitación no estaba mal, tenía todo lo que necesitaba: una cama, escritorio, un horno microondas con una miniheladera y un baño. Realmente no necesitaba nada más.
Ahora lo importante: buscar quién me enseñara japonés. Tal vez no sea tan difícil encontrar a alguien.
¡Ya pasó una hora y sigo sin encontrar a alguien que me convenza! Todos viven muy lejos o cobran muy caro, además de que hay muy pocos.
Fue ahí, mientras maldecía a mi cabeza por la idea de mudarme a Japón, donde encontré a alguien que no vivía lejos del lugar donde me estaba quedando y no cobraba medio riñón. Era una chica: Shoko Kanzaki. Era profesora de inglés, pero también se ofrecía a dar clases de japonés a extranjeros. Era perfecto, como si Dios se hubiera apiadado de mí como para darme eso.
Le escribí de inmediato solicitando que me diera clases. Sorprendentemente, no tardó más de 10 minutos en responder. Acordamos los días y el horario: sería en la casa de ella todos los días excepto sábado y domingo, de 4 p.m. a 5 p.m.
Perfecto. Tenía todo resuelto ahora. Solo faltaba buscar un hotel más barato y cerca de la escuela. Eso lo haré otro día. Por ahora, solo quiero dormir una buena siesta, ya que mañana será un día agitado.
Lunes por la mañana. Otro día aburrido. Me despierto, miro a mi alrededor y...
¡Esta no es mi casa!
Oh, verdad... Me mudé a Japón...La puta madre.
Miré la hora: 12 p.m.
Mierda, me desperté demasiado tarde. Soy un idiota, me digo por milésima vez en la semana, y recién es lunes.
Me vestí para salir a comprar algo para almorzar, ya era demasiado tarde para desayunar. Bajé a recepción y le pregunté como pude a la recepcionista si había alguna tienda donde pudiera comprar algo para comer. Fue muy paciente conmigo al intentar explicarme, debe estar acostumbrada. No tenía un mal manejo del inglés, si fuera yo, ya me habría mandado a la mierda.
Con sus indicaciones logré llegar a una tienda de conveniencia. Busqué unos minutos qué podría comer y encontré el famosísimo ramen. En mi cabeza sonó música angelical. Lo compré sin pensarlo mucho. No pensé que tendría el mismo sabor que una sopa instantánea… que es exactamente lo que es, con otro nombre más cool.
Regresé al hotel, hice el ramen/sopa instantánea y lo comí sentado en la cama viendo televisión. De nuevo, no entendí una mierda de lo que decían y sí, el ramen tenía el mismo sabor que una sopa instantánea.
¡Porque es una sopa instantánea!
Me quedé con el teléfono un rato más hasta que miré la hora: 3:40 p.m.
Tenía que comenzar a prepararme para ir a tomar mis clases de japonés.
Salí apurado para el lugar. Por suerte, no estaba tan lejos, pero decidí salir antes por si tenía algún problema y me perdía en el camino… lo cual, por suerte, no pasó, y llegué 5 minutos antes. Esperé unos 3 minutos, y luego toqué el timbre.
Me recibió, por supuesto, Shoko, mi nueva profesora. Hablaba un inglés muy fluido; si no me decían, creería que es su lengua natal.
—Hola, ¿eres Yoshiki, verdad? Gusto en conocerte, soy Shoko, tu nueva profesora de japonés. Entra con confianza —dijo ella con una sonrisa, invitándome a entrar.
—Buenas tardes, y gracias por recibirme y ofrecerse a darme clases —le dije algo tímido, con miedo de hacer algo mal, ya que escuché que hay mucha etiqueta en Japón y que hay formas muy específicas para entrar a la casa de alguien… de las cuales no tenía idea.
—Oh, quítate los zapatos antes de entrar y déjalos aquí. Es algo de la cultura de Japón que tienes que aprender, te lo enseñaré sin problemas —me dijo ella muy amablemente, mientras yo le agradecía internamente a los dioses por la suerte que estaba teniendo.
Hice lo que me dijo, me quité los zapatos y me puse unas chanclas que ella me dio. Fue ahí cuando crucé miradas con una chica que estaba por bajar las escaleras. Se veía confundida y, cuando comenzó a bajar, se resbaló. Se tomó del barandal, pero no sirvió: ahora iba a caer de espaldas.
Yo reaccioné y me lancé rápidamente para atraparla torpemente, pero al menos no cayó al piso.
—¿Estás bien?
Dije con, seguramente, la peor pronunciación del mundo. Conocía la palabra porque es mencionada en muchos animes, y supuse que podía intentar usarla en este caso.
Ella simplemente asintió sin decir nada, y luego la bajé de mis brazos. Debe sentir mucha vergüenza seguramente… yo también la sentiría.
—¡Oh por dios! ¿Estás bien, Shou?
Dijo Shoko (eso creo), a lo que ella asintió, y luego quiero suponer que le dijo quién era yo y qué hacía aquí. Como realmente no sabía de qué estaban hablando, solo le sonreí y la saludé con la mano.
La chica volvió a subir las escaleras rápidamente.
—Gracias por atrapar a mi hermano, tienes buenos reflejos. Ven, ya preparé todo en la sala.
¿Acaso ella dijo… hermano?
¿La persona a la que atrapé en realidad era un chico?
Me siento como un idiota por milésima vez en el día.
Al menos no dije nada sobre eso. Simplemente la seguí hasta la sala, donde comenzó a enseñarme los conceptos básicos y cosas necesarias.
Aún no dejo de pensar en el chico. Mencionó que se llamaba Shou...
Tenía unos lindos ojos.