Después del exitoso desfile en la Semana de la Moda de Nueva York, Sofía se quedó en la ciudad para cerrar algunos detalles de la colaboración con “EcoChic”. Fue en ese momento que conoció a Jack, un talentoso diseñador de ascendencia china que trabajaba para una de las principales firmas de moda de la ciudad.
Jack era charismático, inteligente y tenía un ojo agudo para el diseño. Cuando conoció a Sofía, fue como si un rayo la atravesara. “Soy un gran admirador de tu trabajo”, le dijo en una reunión de diseño. “Tus diseños mezclan de manera perfecta la tradición y la modernidad”.
Sofía sonrió educadamente. “Gracias, Jack. Pero todo el crédito se los lleva el equipo. Yo solo soy la guía”.
Desde aquel día, Jack comenzó a buscar cualquier oportunidad para estar cerca de Sofía. Envió mensajes de texto para preguntar sobre los detalles del proyecto, y cuando había reuniones, se aseguraba de sentarse a su lado. “¿Te gustaría probar un nuevo restaurante chino que acaban de abrir?”, le preguntó una tarde. “Tengo reservaciones para esta noche”.
Sofía lo miró con seriedad. “Jack, aprecio la invitación, pero soy una mujer casada y muy feliz con mi marido. Además, estoy aquí para trabajar, no para salir de fiesta”.
Jack se sonrojó ligeramente, pero no se rindió. “Solo quería ser amables, Sofía. No hay nada de malo en conocer a alguien nuevo, ¿verdad?”.
A lo largo de las siguientes semanas, Jack siguió invitándola a diferentes eventos. Era un evento de alta sociedad, un lanzamiento de una nueva línea de joyas o una exposición de arte. Y aunque Sofía siempre se negaba, Jack persistía.
Un día, Sofía fue invitada a un evento de gala importante. Jack sabía que ella no podía decir que no, ya que era un evento relacionado con el proyecto. “Te verás preciosa en ese vestido”, le dijo cuando la vio llegando. “Quiero que te presente a algunos de mis contactos importantes”.
Sofía no podía negarse, así que se mantuvo cerca de Jack durante el evento, pero siempre manteniendo una distancia adecuada. Sin embargo, Jack se acercó más de lo necesario, y algunos invitados comenzaron a murmurar.
Mientras tanto, en Madrid, Alejandro estaba siguiendo de cerca el progreso de Sofía en Estados Unidos. Pero cuando vio algunas fotos en las redes sociales de Sofía y Jack juntos en el evento de gala, su corazón se hació un nudo. “¿Qué está pasando?”, se preguntó. “Sofía me ha dicho que está trabajando duro, pero estas fotos parecen decir lo contrario”.
Llamó a Sofía, intentando mantener la calma. “Hola, querido. ¿Cómo estás? Vi algunas fotos de ti en un evento con ese diseñador. ¿Qué es lo que está pasando?”.
Sofía sintió el temor en la voz de Alejandro. “No hay nada de qué preocuparse, Alejandro. Es simplemente un compañero de trabajo que está siendo un poco insistente, pero yo he sido clara con él. Soy tuya y solo tuya”.
Alejandro no estaba completamente convencido. “¿Por qué no me has hablado de él antes?”, preguntó. “No me gusta la idea de que esté tan cerca de ti”.
Sofía suspiró. “No quería preocuparte, porque sabía que no hay nada de verdad. Pero ahora te lo cuento todo. Jack es un diseñador que me ha mostrado interés, pero yo he rechazado sus advances en muchas ocasiones”.
A pesar de las explicaciones de Sofía, Alejandro no podía evitar sentir celos. Y Jack, que intuía la tensión entre Sofía y su marido, comenzó a ser aún más insistente. “Alejandro no te entiende, Sofía. Yo sí. Yo puedo ofrecerte un futuro en la moda de Nueva York”, le dijo una tarde en el estudio.
Sofía lo miró con desaprobación. “Jack, ya te he dicho que no hay nada entre nosotros. Mi lugar está con mi marido y mi hija en Madrid. Y aunque aprecio tu talento, no puedo permitir que me distraigas de lo que realmente importa”.
Pero Jack no escuchó. Siguió enviándole flores y cartas, y en algunas ocasiones, incluso la esperaba fuera del estudio. Sofía se sentía frustrada y molesta. Sabía que tenía que hacer algo para detener este comportamiento.
Finalmente, decidió hablar con el director de “EcoChic”. “Jack está siendo un problema”, le dijo. “Me está molestando y está afectando mi trabajo y mi relación con mi marido. Necesito que haga algo al respecto”.
El director de “EcoChic” se mostró preocupado. “Lo siento, Sofía. No sabía que las cosas habían llegado a este punto. Haré lo posible para resolver el problema”.
Después de hablar con el director, Jack comenzó a mantener una distancia adecuada. Pero la tensión entre Sofía y Alejandro persistía. Sofía sabía que tenía que hacer algo para restablecer la confianza de su marido, y Alejandro sabía que debía confiar en ella.
“Voy a regresar a Madrid cuanto antes, Alejandro”, le dijo una noche por video llamada. “Quiero estar contigo y demostrarte que no hay nada de qué preocuparse. Te amo, y nada puede cambiar eso”.
Alejandro sonrió débilmente. “Te amo también, Sofía. Y creo en ti. Solo quiero que estés segura y feliz”.
Con la esperanza de una reconciliación y la resolución del problema de Jack, Sofía se preparó para regresar a Madrid, sabiendo que la confianza y el amor eran los pilares más importantes de su relación con Alejandro.
Reconstruyendo la confianza
Sofía aterrizó en Madrid con un nudo en el estómago. Aunque había hablado con Alejandro durante los últimos días, sabía que la tensión aún estaba presente. Era tarde cuando llegó a casa, y Luna ya estaba dormida. Alejandro la recibió en la puerta, y por un momento, los dos se quedaron en silencio.
“Te he extrañado”, dijo Sofía al final, con voz débil.
Alejandro la abrazó, pero Sofía sintió que faltaba la calidez habitual. “Yo también. Ven, siéntate. Tenemos que hablar”.
Se sentaron en el salón, y Sofía comenzó a contar desde el principio. Habló de cómo Jack le había mostrado interés desde el primer día, de cómo había rechazado sus invitaciones una y otra vez, y de cómo se había sentido frustrada por el comportamiento insistente del diseñador. “No quería preocuparte”, dijo. “Pero ahora veo que debí hablártelo antes”.
Alejandro frunció el ceño. “Lo que más me molestó fue que me mantuvieras al margen. Yo confío en ti, Sofía, pero cuando vi esas fotos...”, su voz se quebró. “Tuve miedo de perderte”.
Sofía le tomó las manos. “No me dejarás nunca, Alejandro. Eres mi vida, y Luna es nuestra razón para seguir adelante. Jack fue simplemente un obstáculo, y ya lo he solucionado”.
Durante las siguientes semanas, Sofía se esforzó por demostrarle a Alejandro que su amor era inquebrantable. Pasaban más tiempo juntos, visitando los lugares donde habían sido felices en el pasado: el café donde habían tenido su primera cita, el parque donde habían caminado durante las tardes de verano. Luna, que notaba la tensión entre sus padres, les ayudó sin saberlo; su risa y sus juegos llenaban el piso de alegría.
En el Grupo de la Torre, la familia estaba preparando la expansión a Japón y China. La señora de la Torre, que se había dado cuenta de la situación, les ofreció su ayuda. “No dejen que una persona externa arruine lo que han construido juntos”, les dijo. “Y si necesitan ayuda para los negocios en Asia, yo he trabajado en ese mercado antes y puedo darles consejos”.
Alejandro y Sofía se mostraron agradecidos. Comenzaron a estudiar la cultura y las tendencias de moda en Japón y China, y descubrieron que la clave para el éxito era adaptarse a las diferencias. En Japón, por ejemplo, la atención al detalle y la calidad superior eran esenciales, mientras que en China, la innovación y la velocidad en el diseño eran fundamentales.
Mientras trabajaban en el proyecto, Sofía y Alejandro también se dedicaban a Luna. La pequeña estaba interesada en el diseño, y Sofía le mostraba cómo dibujar vestidos y accesorios. Un día, Luna le mostró un dibujo a su abuela. “¿Podemos hacer esto en realidad?”, preguntó, mostrando un vestido con alas de seda y adornos de perlas.
La señora de la Torre sonrió. “Claro, mi amor. Y quizás, algún día, puedas ser la diseñadora principal del Grupo de la Torre”.
Pero no todo fue TODO SELLAR SIEMPLES. Un día, Alejandro recibió noticias preocupantes de los representantes en Japón. Un competitor local estaba difundiendo rumores sobre que los productos del Grupo de la Torre no cumplían con los estándares de calidad locales. “Esto es una mentira pura”, dijo furioso. “Tenemos que hacer algo al respecto”.
Sofía y Alejandro decidieron viajar a Japón para manejar la situación en persona. Llegaron a Tokio y se reunieron con los clientes preocupados, mostrando pruebas de que sus productos eran de alta calidad. También contrataron a un abogado local para investigar quién estaba detrás de las acusaciones falsas.
Mientras estaban en Japón, Sofía y Alejandro tuvieron la oportunidad de reflexionar sobre su relación. “Sabes”, dijo Sofía una noche, mientras miraban la ciudad iluminada desde el balcón del hotel, “este viaje me ha hecho darme cuenta de que siempre debemos confiar en nosotros mismos y en nuestro amor. No importa cuáles sean los obstáculos, siempre encontraremos una manera de superarlos”.
Alejandro la abrazó. “Estoy de acuerdo. Y lo más importante es que estemos juntos, como una familia”.
Con el tiempo, la crisis en Japón se resolvió. El competitor local fue exposiciónpor sus prácticas desleales, y el Grupo de la Torre ganó aún más respeto en el mercado. Cuando regresaron a Madrid, Sofía y Alejandro sabían que habían superado una nueva prueba, y que su relación era más fuerte que nunca.
Y en medio de todo esto, Luna seguía creciendo, llenando su vida de alegría y esperanza. Con la confianza reconstruida y nuevos retos en el horizonte, la familia estaba lista para enfrentar cualquier cosa que viniera en su camino.