Capítulo 20: 3 de octubre de 2012
El teléfono del orfanato sonó a las 8:13 de la mañana. No era algo raro, pero esa vez todos se quedaron quietos cuando la directora levantó el auricular. Apenas dijo dos palabras, levantó la mirada hacia mí. Asentí. Ya sabía lo que era.
Había llegado el día.
El Real Madrid acababa de enviar los documentos. La transferencia estaba cerrada. El club pagaría los 300.000 euros de cláusula al NK Adriatic. A partir de ahora, era oficialmente jugador del Juvenil B del club más grande del mundo.
Me vestí sin decir nada. El uniforme del Adriatic colgado en la silla parecía mirarme por última vez. Lo doblé con cuidado, lo guardé en la mochila y bajé a desayunar.
Marko, el chico con el que compartía cuarto, me esperaba ya sentado.
—¿Entonces te vas? —preguntó, aunque ya sabía la respuesta.
Asentí. Agarré una rebanada de pan.
—Suerte, Luka.
—Gracias.
Me despedí del resto de los chicos. Algunos me miraban con admiración. Otros con cierta envidia. Yo no pensaba en eso. Solo en no olvidar lo que ese lugar había sido para mí.
La directora me detuvo antes de salir.
—Sabes que no solemos permitirlo, pero esto es diferente.
Me entregó una hoja doblada en cuatro. Una carta de recomendación personal, con sello oficial del centro.
—Cuando alguien pregunte por tu historia, dales esto —dijo—. Eres huérfano, pero no estás solo.
No dije nada. Solo tomé la hoja y asentí. Me sentí… entero. Como si algo encajara finalmente.
Fui caminando al campo de entrenamiento. Stipe, el entrenador del Adriatic, ya me esperaba.
—¿Vienes a despedirte?
—Sí. Y a agradecer.
—No hace falta. Vos te ganaste todo solo.
Apreté su mano con fuerza. Luego saludé a Jure y a los demás compañeros. Algunos me palmeaban la espalda. Uno incluso me abrazó. Nunca habíamos sido muy efusivos, pero el fútbol une de formas que pocos entienden.
—Rompela allá, Luka —me dijo uno de los centrales—. Y si algún día volvés, traé una camiseta.
—Con mi nombre —agregó otro, riéndose.
Sonreí apenas. Me fui caminando hacia la estación. Con una mochila al hombro, sin mirar atrás.
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A las 11:47 llegué al despacho del intermediario que había gestionado todo con el Real Madrid. Un hombre trajeado ya me esperaba con una sonrisa tranquila.
—Bienvenido, Luka. Aquí está el contrato. Tu firma, por favor.
Era sencillo. Juvenil B. Duración inicial: un año, con opción a extenderse según rendimiento. Régimen de formación. Firmé con calma. En cuanto el bolígrafo terminó de deslizarse sobre la última hoja, sentí un leve tirón en la nuca.
Nada visible. Ningún ruido. Pero lo supe.
En mi mente, como si lo hubiera imaginado, apareció una ventana azul flotante. Sin bordes físicos. Sin peso. Pero clara como el día:
[Sistema Activado]
Bienvenido, Luka Vuković.
Felicidades por un nuevo comienzo.
Regalo de bienvenida desbloqueado:
Pasiva especial [Renovación Atractiva]: cada encuentro íntimo mejora físicamente a tu pareja (belleza, vitalidad, energía).
Pasiva especial [Resistencia Incrementada]: mejora permanente a tu condición física, recuperación y desempeño tanto deportivo como sexual.
Solo yo podía verlo. Y si no hubiera venido del futuro, tal vez pensaría que estaba alucinando. Pero no.
Solté una leve exhalación.
—¿Todo bien? —preguntó el agente.
—Perfecto —respondí.
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En el aeropuerto, el vuelo estaba programado para las 15:20. Me senté cerca de la puerta de embarque, solo. Abrí el cuaderno donde había escrito mis metas. Taché una:
[ ] Entrar en un club profesional.
[X] Fichar por el Real Madrid.
Cuando subí al avión, el asiento junto a la ventana ya me esperaba. Miré por el cristal mientras el sol caía lentamente sobre el Adriático. No me sentía eufórico, ni nervioso. Me sentía listo.
No por lo que venía. Sino por lo que iba a construir.
Cerré los ojos mientras el avión despegaba. Madrid me esperaba.
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