Capítulo 17 — El Eco del Umbral.

# 📖 Capítulo 17 — El Eco del Umbral

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La sala estaba sumida en una penumbra casi absoluta. Las únicas fuentes de luz eran cinco braseros azules que ardían sin emitir calor, colocados en círculo alrededor de una piedra flotante, cubierta de antiguos glifos que cambiaban constantemente de forma.

Allí, los **Cinco Custodios del Umbral** se reunían por primera vez en más de un siglo.

De pronto, uno de los braseros se apagó con un *soplo invisible*, y el silencio fue total.

—**Se ha activado…** —susurró una voz grave, cargada de temor. 

—**El Primer Pilar ha despertado. Ignarion ha abierto los ojos.** 

Un murmullo imperceptible pareció recorrer las paredes de piedra, como si la misma caverna reaccionara al anuncio.

—**¿Dónde?** —preguntó otra voz, más aguda, femenina, con un acento antiguo. 

—**¿Dónde ha ocurrido el desgarro?**

Los glifos en la piedra se reorganizaron por sí solos. Una imagen emergió en la superficie: un campo de batalla consumido por el fuego, el cielo fracturado, y en el centro… un joven de cabello oscuro, de pie sobre un cráter aún humeante.

—**Su nombre es Caelan Dervair.** 

—**Casa Dervair… una de las grandes casas nobles del Norte.** 

—**El Fénix ha elegido manifestarse a través de él.**

Uno de los Custodios, cubierto con una túnica blanca sin rostro visible, golpeó suavemente el suelo con su bastón negro.

—**No es una coincidencia. El relicario fue destruido, y con él, parte del sello de sangre que mantenía a Nerodim dormido.** 

—**Este Caelan… ha hecho sonar la primera de las Campanas del Silencio.** 

Los demás guardaron silencio. El bastón volvió a golpear el suelo. Tres campanas colgadas en lo alto del salón sagrado resonaron… aunque no había viento.

**TOOM…** 

**TOOM…** 

**TOOM…**

Cada campanada anunciaba que un **eco de despertar** se había extendido más allá de las fronteras del dominio elemental. Las consecuencias apenas comenzaban.

—**¿Y cuál será nuestra respuesta?** —preguntó un Custodio con voz metálica.

—**Activad a los Inquisidores.** —ordenó el Custodio central. 

—**El Vínculo Primordial debe ser cortado antes de que arraigue.**

—**¿Matarlo?** —preguntó otro. 

—**¿Aun sabiendo que el Fénix ha elegido poseerlo?**

El Custodio central bajó la mirada hacia la imagen de Caelan proyectada sobre la piedra viviente.

—**No necesitamos matarlo. Aún.** 

—**Pero debe ser… silenciado, vigilado, contenido.** 

—**Y si es necesario, destruido.** 

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### 🕷️ En otra cámara, en las profundidades de la ciudad subterránea…

Un grupo de **Inquisidores del Silencio** estaba siendo equipado. Armaduras negras sin emblemas, capas encantadas para moverse sin ruido, y dagas de obsidiana capaces de cortar vínculos entre bestias guardianas y sus humanos.

Uno de ellos, alto, con una cicatriz que le cruzaba el rostro de lado a lado, habló en voz baja:

—**Objetivo confirmado: Caelan Dervair. Noble. Dominio de Fuego. Presunto Heraldo de Ignarion.** 

—**Nivel de amenaza: Catastrófico.** 

—**Orden recibida: Interceptar. Evaluar. Neutralizar si es necesario.** 

Cada inquisidor se arrodilló ante un círculo de sellos antiguos.

—**Que el Umbral nos proteja. Que el Eco no nos consuma.**

Las sombras los tragaron uno a uno.

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### 🕯️ En lo alto del santuario…

Uno de los Monjes del Eco Perdido, ciego desde su nacimiento, miraba el cielo con ojos sellados por runas.

—**La primera llama ha despertado… y el mundo no está preparado.**

Su voz era apenas un susurro. Pero el viento pareció llevársela hacia los cuatro rincones del mundo.

**FIN DEL CAPÍTULO 17 — El Eco del Umbral**