—¿Cómo podría ella no costar dinero? ¿Es una hada que vive del rocío? —replicó Ge Guifen—. ¿No comía? ¿No tenía comidas? ¿Estas cosas no cuestan dinero? Su ropa, sus útiles escolares, ¿no cuestan dinero? No hables como si criarla no hubiera costado ni un centavo. ¿Acaso creció sola?
—Sí, costó dinero, pero ¿era tu dinero? —Liu Yushu no pudo evitar reírse de su desvergüenza—. Nosotros la cuidamos. ¿Qué tiene que ver contigo? Mantenemos a nuestra propia hija y aun así tenemos que considerar tus sentimientos incluso por lo que nuestra hija come y usa.
En este punto, Liu Yushu se enfureció.
—Pongámoslo así, Youxi es una estudiante destacada en la Universidad Jing —dijo Liu Yushu—. Zhenguo, justo frente a ti hoy, quiero dejar las cosas claras. Nuestra Youxi definitivamente será más exitosa que Lu Youbang en el futuro.
Lu Zhenguo estaba muy de acuerdo con esta afirmación.
Youxi ya era más exitosa que Youbang, ni hablar del futuro.