En ese momento Raymond se rio suavemente, sacudiendo la cabeza ante la curiosidad inquebrantable de Valentina. La forma en que lo miraba, con ojos agudos y expectantes, dejaba claro que no lo dejaría pasar hasta obtener una respuesta.
—¿Realmente quieres saberlo, verdad? —bromeó, con una pequeña sonrisa jugueteando en sus labios.
—Raymond —insistió ella, cruzando los brazos—. Solo dímelo.
—Está bien, está bien —cedió, con la diversión aún evidente en su tono—. Era del banco.
Inmediatamente Valentina parpadeó.
—¿Del banco?
Raymond asintió.
—Están afiliados con los organizadores de la audición. En realidad, están bajo la misma empresa—GSK. Hemos estado operando con ellos durante mucho tiempo, y siempre han enviado invitaciones para este tipo de subastas. Pero nunca había asistido a una antes. No hasta hoy.
Valentina absorbió la información, frunciendo ligeramente el ceño.
—Entonces... si nunca asististe antes, ¿por qué ahora?