Las palabras de Sebastián quedaron suspendidas en el aire como una bofetada en la cara.
Inmediatamente el padre de Valentina parpadeó lentamente, con la confusión luchando contra la incredulidad en su rostro. María, de pie junto a él, entrecerró ligeramente los ojos, sus cejas temblando como si tratara de recordar algo enterrado en lo profundo de su mente.
—Espera un momento... —murmuró su esposo, volviéndose hacia María—. Sterling Design... ese nombre suena familiar, ¿no?
María cruzó los brazos, con los labios apretados en señal de concentración.
—¿No es Sterling Design... una de las empresas bajo GSK?
Su tono estaba impregnado de repentina urgencia, las piezas comenzando a formarse en su mente.
Sebastián, que había estado desplazándose por algo en su teléfono con aire de suficiencia, se rio mientras levantaba la mirada.