Triángulo amoroso

En aquel entonces…

Sarah

—Entonces, ¿él simplemente aparece y lucha contra esos hombres? —pregunta Rebeca, con los ojos muy abiertos.

Me río de su entusiasmo. —¡No, Becca! No exactamente luchó contra ellos. No tuvo que hacerlo. Se rindieron y se fueron. Pero supongo que fue mi héroe por intervenir con tanta valentía —digo soñadoramente.

Me reuní con Rebeca al día siguiente después de que Matthew me salvara de esos matones y me llevara de vuelta a mi apartamento. Todavía no podía creer que pude pasar un tiempo a solas con Matthew, aunque fuera breve.

Rebeca sonríe con picardía, dándome un codazo. —Estás muy mal, Sarah. Creo que nunca te había visto tan enamorada antes.

Gimo, cubriéndome la cara con las manos. —¡Lo sé! Es ridículo, ¿verdad?

—Ridículamente adorable —se burla, bebiendo su café helado—. Entonces, ¿qué pasó después de que te llevó a casa?