Acuéstate

Sarah

Acaricio lentamente el cabello de Matthew mientras él hunde su rostro entre mis pechos.

Está actuando como un niño pequeño, pienso para mí misma, sonriendo suavemente. Probablemente porque está borracho. Dios... ¿cuánto habrá bebido?

Puedo sentir su posesividad en la forma en que sus dedos se clavan en mi cintura, no lo suficientemente fuerte como para lastimarme, pero lo suficientemente firme para reclamarme.

—No me voy a ir a ninguna parte —susurro, aunque no estoy segura si lo digo para tranquilizarlo a él o a mí misma.

Sus manos se deslizan por mi espalda, atrayéndome más contra él. —Bien —murmura contra mi piel—. Porque no te lo permitiría.

—Matthew —digo suavemente, levantando su rostro para poder ver sus ojos. Están vidriosos por el alcohol, pero hay algo más ahí también. Algo vulnerable—. Tendrás que dejarme ir para que pueda vestirme.