Cosas de Bebé

Continuación de aquel entonces...

Sarah

Al día siguiente, las cosas van de mal en peor.

Escucho un golpe fuerte en mi puerta, y cuando la abro, Rebeca está allí, con las mejillas sonrojadas y los ojos brillantes de emoción.

—¡Oh Dios mío, Sarah, ¿por qué no me lo dijiste!? —chilla, entrando a mi apartamento sin esperar invitación.

Cierro la puerta lentamente, tratando de componerme.

—¿A qué te refieres? —logro decir, forzando una sonrisa mientras ya sé de qué se trata.

Rebeca junta sus manos, tomando un respiro profundo.

—¡Estás embarazada! —declara, su voz resonando por todo mi apartamento—. ¿Cómo diablos pasó esto? Ni siquiera sabía que te habías acostado con Matthew.

Eso es porque no lo hice.

Las palabras están en la punta de mi lengua, pero me las trago.

—Simplemente sucedió —digo en cambio.

Rebeca se lanza sobre mi sofá, quitándose los zapatos.