Flores Favoritas

Me despierto cuando la luz del sol golpea mis ojos, cálida y persistente contra mis párpados. Por un momento, estoy confundida. Luego todo lo de anoche vuelve lentamente a mí.

La discusión.

La tensión.

La ducha.

Matthew.

Parpadeo varias veces, dejando que mis ojos se ajusten a la luz de la mañana que inunda la habitación. Me muevo ligeramente y me doy cuenta de que no estoy sola. Su brazo está sobre mi cintura, pesado y cálido, su cuerpo presionado cerca detrás del mío.

No me muevo. Apenas respiro. Solo me quedo ahí acostada.

Algo me dice que mire la hora, así que alcanzo mi teléfono en la mesita de noche junto a mí. Lo miro y jadeo.

—¡La reunión! —exclamo.

Matthew se agita detrás de mí, su agarre apretándose instintivamente mientras intento sentarme.

—¿Qué reunión? —murmura, su voz aún pesada por el sueño.

Me giro, llevándome la sábana conmigo. —¡Tengo que estar en la reunión de la junta en menos de una hora!