Marcus
La expresión en el rostro de Hailey es absolutamente impagable, una mezcla de shock y diversión. Sus ojos se abren con incredulidad, y sus labios se entreabren como si estuviera atrapada entre una risa y un jadeo.
—¿Disculpa? —exclama, su voz una mezcla de risa incrédula y asombro—. ¿De verdad acabas de decirme eso?
Respondo con un ligero encogimiento de hombros despreocupado, mis labios curvándose en una leve sonrisa sin arrepentimiento.
—Pensé que apreciarías la honestidad —digo, con un tono casual y tranquilo.
Sus ojos se entrecierran, la risa desapareciendo como una vela apagada.
—¿Honestidad? Marcus, eso no fue honestidad, fue arrogancia.
Inclino ligeramente la cabeza, estudiando su rostro, la forma en que su mandíbula se tensa y sus manos se cierran en puños a sus costados.
—No intentaba ofenderte. Solo pensé que somos adultos. Y me gusta ir directo al grano.
Sus labios se entreabren, atónita.