Josh
Me froto la nuca, tratando de mantenerme centrado. El calor de los labios de Riley hace tiempo que desapareció, pero la incomodidad aún persiste, enroscándose con fuerza en mi pecho. Eso no debería haber pasado. Ni ahora. Ni nunca.
Miro hacia Hailey, que se ha dado la vuelta, con la cámara protegiéndola como una armadura. No me está mirando. Eso es lo que más me duele.
—Josh —me llama Marcus, haciéndome señas para que me acerque a los monitores, pero niego con la cabeza.
—Dame un segundo —murmuro.
Me alejo del set, pasando junto a Riley, que parece demasiado satisfecha consigo misma, y me dirijo hacia el extremo más alejado del estudio donde la iluminación es más tenue y nadie está observando demasiado de cerca. Mis manos se cierran en puños a mis costados. Estoy enfadado. No solo con Riley, sino conmigo mismo. Por quedarme paralizado. Por no detenerlo lo suficientemente rápido. Por cómo Hailey me miró después... como si ya no estuviera segura de lo que veía.