Al mismo tiempo, en una villa en las afueras de Ciudad Lan.
El Asesino y su maestro, el Anciano Sangre, estaban sentados con las piernas cruzadas uno frente al otro en una de las habitaciones, y por su apariencia, parecía que estaban realizando una curación simultánea.
Después de que pasó algún tiempo, tanto el maestro como el discípulo abrieron los ojos al mismo tiempo.
El Asesino exhaló un largo y turbio suspiro de su boca, con un poco de crueldad apareciendo en su rostro.
—Maestro, estoy muy agradecido por haber actuado en nombre de su discípulo. De lo contrario, hoy, su discípulo podría haber caído en manos de ese joven.
—¡Hmph!
Al escuchar las palabras de El Asesino, el Anciano Sangre no pudo evitar resoplar pesadamente.