—Heh, así que esta es tu carta de triunfo.
No muy lejos, Zhu Fei miraba con una expresión burlona en su rostro, y en su mano, sostenía la granada que antes tenía Ma Dao.
Con un «boom», de repente la mano de Zhu Fei se cerró con fuerza.
La granada instantáneamente se convirtió en polvo, sin explotar ni emitir fuego.
Zhu Fei no hizo nada más que cerrar su puño, y la granada, lo suficientemente potente como para matar a todos los presentes, simplemente se desvaneció en humo.
—¿Esto...?
Todos quedaron atónitos, con los ojos muy abiertos mientras miraban a Zhu Fei, incapaces de comprender cómo lo había logrado.
Después de todo, era una granada.
Además, nadie podría destruir fácilmente la capa exterior metálica de ese explosivo, y mucho menos convertirla en polvo.
Poseer un poder tan terrible con solo un apretón...