En el taxi, Shen Yuyan se sentó junto a Zhu Fei.
Observaba en silencio a Zhu Fei sentado a su lado, con una expresión pensativa en su rostro.
Como directora nominal de la Corporación Shen Ciudad Donglin y presidenta de un gran negocio, Shen Yuyan no era una chica ingenua.
Por el contrario, su inteligencia, capacidad y tácticas eran reconocidas en toda la Corporación Shen y en toda la comunidad empresarial de la Ciudad Donglin.
Después del reciente incidente, Shen Yuyan finalmente comenzaba a darse cuenta de que Zhu Fei, quien parecía un poco impulsivo en la superficie, podría ser más complejo de lo que aparentaba.
—Ejem, Hermana Shen, ¿podría dejar de mirarme con esa expresión?
Tras un momento de silencio, Zhu Fei, sintiéndose un poco incómodo bajo la mirada de Shen Yuyan, se tocó la nariz y ofreció una sonrisa amarga.
—Jeje, ¿te atreves a decirme eso? ¡Creo que eres tú quien oculta demasiado!