Meng Chuyue también llegó a esta habitación y vio la escena, generando el mismo pensamiento que Shen Ci.
En esta época, la gente era relativamente conservadora, y tales métodos eran muy mal vistos, pero según los estándares modernos, no era nada en absoluto.
Decidió pedirle a Shen Ci que la llevara fuera.
Sin embargo, antes de hablar, su rostro aún se sonrojó.
Afortunadamente, Shen Ci fue lo suficientemente inteligente para ver su sonrojo y darse cuenta de que estaban en la misma sintonía. Después de dudar un poco, dijo:
—Disculpa —luego la levantó y comenzó a caminar hacia afuera.
Cuando la abrazó por primera vez, se maravilló de lo suave y fragante que era. Ahora, además de ser suave y fragante, se sentía increíblemente ligera.
Era tan ligera que sostenerla se sentía como sostener un fardo de algodón o una nube, sin ningún esfuerzo.
Meng Chuyue formó una nueva impresión del cuerpo de Shen Ci.