El drama de Tania

La pregunta tomó a Ana por sorpresa. Dudó. Agustín no había mencionado nada sobre una luna de miel, ni siquiera de pasada. Una pequeña punzada se instaló en su pecho, pero la enmascaró rápidamente.

«Debe estar ocupado. Eso es todo», se dijo a sí misma.

Ana enderezó su postura y esbozó una leve sonrisa compuesta.

—Ambos hemos estado muy ocupados últimamente. No hay necesidad de apresurarse.

Los labios de Tania se curvaron en una sonrisa satisfecha.

—Oh, por supuesto. No todos tienen tiempo para el romance.

Los ojos de Ana se volvieron más fríos.

—El amor no se trata solo de grandes gestos o escapadas románticas —dijo—. Se trata de quién se queda cuando las cosas se desmoronan, quién te toma de la mano en silencio, quién permanece leal... incluso cuando es difícil.