Capítulo 322
Al instante, habilidades divinas y magia del Dao danzaron juntas en el vacío, con corrientes de luz y principios entrelazándose, y el retumbar de explosiones sonando incesantemente.
Sin embargo, ¿cuán aterradora era la Gran Formación de la Rueda Dorada, con los seis Santos Supremos como sus puntos pivotales? Los gigantescos pies del Xuanwu pisoteaban, y no importaba qué habilidades divinas o formaciones fueran desatadas por la gente de las diez grandes sectas, eran tan triviales como rascarse una picazón contra los pies del Xuanwu, sin representar la más mínima amenaza.
—¡Esta Gran Formación de la Rueda Dorada es verdaderamente aterradora!
La mirada del anciano con túnica parpadeó, observando a la enorme criatura en el cielo con una expresión incierta.