—¡Bella Woods! —Holly Watson no esperaba que Bella Woods se defendiera.
Bella le agarró el cuello con fuerza y gritó:
—¡Si te acercas, la estrangularé! ¡Si no puedo estrangularla, le arrancaré un trozo de la cara de un mordisco, y quedará arruinada de por vida!
—¡No te acerques! —En cuanto Holly escuchó que podría arrancarle un trozo de la cara, gritó en pánico.
Los varios hombres fuertes alrededor que estaban a punto de acercarse dudaron y no se atrevieron a moverse.
—¿Cómo pudiste desatarte? —Holly estaba asombrada.
—Todos pensaron que no era una amenaza, así que me ataron descuidadamente —dijo Bella.
—Pero no debería haber sido posible que lo desataras.
—No podía desatarlo antes.
—¿Qué quieres decir? —Holly estaba confundida.
En la mente de Bella apareció un recuerdo donde, en su nuevo hogar, alguien le ataba las manos por detrás con una corbata y luego la abrazaba, enseñándole repetidamente al oído cómo escapar de ataduras tan simples.