—¿Qué quieres? —Esta pregunta escapó de mis labios, acompañada de un ceño fruncido en mi rostro.
Ni siquiera me molesté en darme la vuelta para mirarla.
Fue ella quien vino y se paró frente a mí. A diferencia de mí, que llevaba pantalones, ella vestía un vestido rojo sin tirantes, con su cabello rubio recogido con un lazo elegante.
—¿Por qué actúas tan dura, Anastasia? ¿Por qué finges? ¿Por qué no te arrodillas ante mí y me suplicas que deje a Dylan como siempre lo hacías? —me preguntó.
—¿Cómo te atreves a humillarme ahí dentro? ¿Quién te crees que eres? —Intentó agarrarme el pelo, pero antes de que pudiera hacerlo, Bola de Fuego e Irving saltaron de mis brazos hacia su cara.
Le arañaron la cara con sus garras, haciéndola luchar.
Gritaba continuamente mientras peleaba con Bola de Fuego e Irving e intentaba quitárselos de la cara.
Finalmente lo consiguió y los agarró firmemente antes de lanzarlos lejos.