—Oye, ¿está bien? ¿Por qué tiene la cara así? —Elektra me preguntó.
—No lo sé —le respondí, antes de dejar de mirar a Beta Damien y volver mi mirada a todos los que estaban frente a mí.
Alfa Tyler caminó hacia mí hasta que llegó frente a las escaleras.
—¿Cómo es esto posible? ¿Cómo es que estás volando? ¿Y cómo pudiste romper las puertas usando esas espadas a tanta distancia? —me preguntó.
Sus ojos estaban muy abiertos por la sorpresa, y sus gruesas cejas blancas se fruncieron profundamente.
Hice que mis espadas desaparecieran de mis manos, antes de descender y aterrizar de pie en el suelo.
—Soy la hija elegida de la diosa de la luna. Además, he despertado mis poderes. Los poderes que acabo de mostrar son dos de mis tres poderes. Así que díganme todos, si trabajáramos juntos, ¿quién creen que está contribuyendo más? —les dije y ellos jadearon incrédulos.
—¡¿La hija elegida de la diosa de la luna eres tú?! ¡¿Tú?! —Alfa Mike se levantó de su asiento y gritó.