El Rey Killian no pudo evitar apretar su puño con ira después de escuchar lo que Elena tenía que decir. Ella le contó todo lo que el guerrero Ruko había dicho e intentado hacer en el jardín, cómo perdió el conocimiento después de que él le sopló un polvo en la cara, y cómo de alguna manera manipuló sus recuerdos.
Con cada frase que Elena hacía sobre el incidente, Killian no podía evitar odiar aún más a Xavier por arruinar sus planes de hacer la muerte de Ruko muy dolorosa. Le molestaba tanto que imaginaba formas en las que podría castigar a Xavier por ello.
El Rey Killian respiró profundamente, calmándose al notar que Elena temblaba de miedo debido a su aura oscura. Ella podía sentir su ira y eso la asustaba.
Apretó y desapretó su puño varias veces antes de lograr calmarse. Su voz era suave cuando dijo:
—No te preocupes Elena, todo ha sido resuelto. Ruko está muerto y estoy seguro de que pagará por sus pecados en el infierno.
Su tono estaba lleno de veneno.