Cambio de planes

Desesperada por echar un vistazo a Killian, Elena continuó persiguiéndolo, aunque no sabía adónde había ido. Simplemente dejó que sus piernas la guiaran a través de diferentes alas familiares hasta que llegó a un pasillo que parecía demasiado silencioso y desconocido.

A diferencia de cualquier otro lugar, el pasillo parecía abandonado. Era como si nadie hubiera caminado por él en años. Las telarañas en la pared y el polvo en el suelo eran una clara prueba. Con tantos guerreros y omegas, ¿por qué el lugar no estaba limpio? ¿Por qué lo habían dejado abandonado?

«¿No debería estar aquí?», pensó Elena para sí misma. El miedo se fue apoderando lentamente de ella mientras temblaba de espanto. El lugar parecía aterrador, especialmente con la luz que se apagaba y encendía porque las bombillas se habían estropeado.