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Avery Carter intentó con todas sus fuerzas vivir la vida de una hija perfecta y sumisa. Sin embargo, un día, alguien apareció afirmando ser su verdadera hija, declarando que Avery era falsa.

Sin dudarlo, Avery renunció a su posición como la hija "real" y regresó con sus padres biológicos. Muchos esperaban que cayera en desgracia después de dejar a su adinerada familia adoptiva, pero sorprendió a todos sacando a su familia biológica de la pobreza.

Transformó la vida de su madre y su padre, convirtiéndolos en multimillonarios de la noche a la mañana. Con cien mil millones de dólares a su nombre, se convirtió en una maestra de la tecnología y una mujer talentosa, elevándose directamente a la cima de su vida.

Pero todo cambió cuando conoció a Alexander Moran, un hombre rico y apuesto. Era un pez gordo absoluto: decidido, frío y despiadado. Sin embargo, por alguna razón, no podía dejar de enredarse con ella, siempre ansioso por darle todo su amor.

En su primer encuentro, él dijo: "Me entregaré como garantía".
La segunda vez que se encontraron, ella cuestionó: "¿Por qué debería confiar en ti?"
Después de múltiples encuentros, su tono cambió. "No deberías haber cruzado esta línea, Avery, si no querías que fuera así". Un brazo fuerte rodeó su cuerpo tambaleante. Su cabeza se nubló y un suspiro intencional y caliente escapó de sus labios. '¿Cómo diablos me metí en esta situación?', pensó Avery, con la mente dando vueltas.

El Regreso de la Heredera Invencible

Avery pensó: «Zayn es realmente fotogénico, ¿verdad? Se ve bien desde todos los ángulos. Incluso cuando la foto se toma desde el lado en una posición diagonal debajo de su rostro, sus contornos son suaves y bien definidos, emanando una fuerte vibra artística. Además, no solo se ve alto y delgado en las fotos, sino que su rostro parece más pequeño. Podría ser totalmente un modelo. Tomé tantas fotos, y ni una sola es un desperdicio—todas pueden ser utilizadas. Es simplemente increíble...»


Mientras Avery admiraba estas fotos, Jaden ya no pudo aguantar más. Dejó caer el saco de boxeo y se dio un respiro. Se agarró del pilar del pabellón con ambas manos, jadeando mientras decía:


—Yo... yo no puedo más. Tómate tu tiempo practicando.


Zayn también se detuvo, colocándose una toalla sobre los hombros.


—Descansa un rato —dijo—. Yo me ducharé primero. Avery, te has esforzado mucho esta mañana. Descansa bien tú también.


CAPÍTULO 183