Durante la Segunda Guerra Mundial, la guerra fue brutal y muchos países bajo ataque estaban en gran peligro. Para poner fin al conflicto, los científicos propusieron un plan secreto.
¡Soldados Bioquímicos!
Como su nombre indica, los soldados bioquímicos fueron creados mediante técnicas biotecnológicas, estimulando y transformando el cuerpo humano para permitir que personas ordinarias experimentaran una metamorfosis y se convirtieran en armas supremas en el campo de batalla.
Los soldados bioquímicos poseían un rasgo inmortal, con heridas que sanaban rápidamente e incluso la capacidad de regenerar órganos. Eran imparables en la batalla, cargando y matando enemigos sin fallar.
Si el experimento tenía éxito, era indudable que los soldados bioquímicos se convertirían en los dominadores absolutos del campo de batalla. Quien tuviera más de ellos ganaría la guerra.