En otro frente, el Rey Águila que deseaba huir fue interceptado por Xiao Chen.
—Dragón Emperador, no nos hemos cruzado antes, ¿qué tal si me perdonas la vida? —dijo el Rey Águila con mucha calma.
—Conspiraste con Tong Kun y aún esperas mi misericordia, ¡difícil! —Xiao Chen negó con la cabeza.
—Dragón Emperador, no hay beneficio para ti en persistir contra mí. Muchos del Alma del Dragón han llegado, ¿no es así? —dijo el Rey Águila con seriedad—. El ejército estadounidense seguramente ha sido alertado y está rodeando esta área. Puede que tú puedas escapar con tu fuerza, pero ¿qué hay de los demás?
—No te preocupes, ¡matarte no tomará mucho tiempo!
Mientras hablaba, Xiao Chen levantó su mano para canalizar el poder de los dioses y demonios, y en un rápido movimiento, atravesó el cuerpo del Rey Águila, creando un agujero a través de él.
Sin embargo, la expresión del Rey Águila permaneció sin cambios, solo recordándole: