Instalándose

El viaje a la mansión de Marion fue largo pero cómodo, los eventos de anoche, hace mucho olvidados.

Marion había hecho todo lo posible por tranquilizarme.

El elegante coche negro zumbaba bajo nosotros mientras nos movíamos por la ciudad.

Me recosté en el asiento de cuero mullido, mirando por la ventana tintada al mundo exterior. Suecia era... hermosa. Me alegraba poder verla en la vida real y no detrás de pantallas.

Marion estaba sentado a mi lado, su comportamiento tan tranquilo como siempre.

Apenas había dicho mucho desde la fiesta, pero su sola presencia era reconfortante.

—Te encantará la mansión —dijo finalmente, rompiendo el silencio—. Es tranquila, lejos del ruido de la ciudad, pero lo suficientemente cerca de todo lo que puedas necesitar.

Me volví hacia él, ofreciéndole una pequeña sonrisa. —No tenías que hacer todo esto por mí, Marion. Ya has hecho tanto.