Capítulo 28 Lengua y dedos

—Eres tan perfecta —susurró Henry, succionando el pezón de Rosa, y esta vez sus manos estaban en el cabello de Rosa, apartándolo de su rostro, que tiene una dulce capa rosada.

Él está chupando con fuerza sus pezones pero al mismo tiempo ahora levantó la mirada y la observó mientras ella gemía y echaba la cabeza hacia atrás.

Su polla está cada vez más dura y tan grande que ya empezó a doler. Se frota entre sus piernas y siente los dedos de ella trabajando para darse placer.

—No puedo aguantar mucho —susurra y levantando su cabeza del pecho de ella, solo observándola mientras ella no se detiene ni por un segundo para deslizar sus dedos dentro y fuera de su coño,

Él se lame los labios y sonriéndole le ordena:

—Abre tus piernas para mí, Rosa —y toca sus rodillas ayudándola a abrirse más. Y ahí está. Su dulce coño rosado e intacto que lo está esperando.