Una semana después.
—Esta maldita guerra no va a ninguna parte —dice Fe frunciendo los labios mientras habla con Rosa, pero en el siguiente segundo Ronan se acerca a ella, y colocando su mano en su cintura la atrae un poco hacia él y le pregunta amablemente.
—¿Está todo bien? ¿Estás cansada?
La pobre Fe se queda paralizada y mirando a Rosa parpadea varias veces sintiéndose como si le hubiera caído un rayo, pero inmediatamente recupera el sentido y dándose la vuelta quita la mano de Ronan de su cintura y le pregunta con mucha repulsión.
—¿Estás bromeando?
Su corazón, su estómago, su cerebro... todo su cuerpo está lleno de repulsión así que dice de nuevo...
—¿Te vas a ir? —y girando la cabeza hacia Rosa susurra:
— Increíble. Se burlaron de mí durante más de dos años en la Manada de Escorpiones y ahora me siguen como cachorros perdidos. Apuesto a que todavía se están burlando de mí, pero tienen miedo de que tus compañeros les den un mal rato si se burlan de mí directamente.