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Capítulo 7 – Semana de entrenamiento y mensajes

Capítulo 7 – Semana de entrenamiento y mensajes

Lunes 27 de enero de 2006

Después del partido del domingo, el ambiente en el segundo equipo de Cerro Porteño seguía cargado de energía positiva. Ganar de local siempre tenía un sabor especial, más aún cuando uno dejaba su huella con goles y asistencias. Matteo Domínguez Bianchi, con apenas 14 años, volvía a casa con una sonrisa serena, sabiendo que había dado un paso más hacia su gran meta. Pero, al mismo tiempo, una parte de su cabeza no podía dejar de pensar en ella: María Laura Olitte.

La mañana siguiente comenzó con un mensaje de texto desde su viejo celular Nokia:

*"Buen día, María. Espero que hayas dormido bien. Gracias por venir ayer... me diste suerte, creo."

No tardó en recibir respuesta:

*"Buen día, goleador. Te dije que te iba a traer suerte. Que tengas lindo día."

Esa sonrisa que Matteo soltó en el cuarto del orfanato fue imposible de disimular. El mensaje de vuelta fue breve, pero directo:

*"Sos mi cábala ya."

Ese lunes fue libre para todo el plantel, como era habitual tras cada partido. Matteo aprovechó para estirar por su cuenta en el jardín del orfanato, haciendo ejercicios suaves y repasando mentalmente jugadas que podría mejorar. También sacó tiempo para escribir en su cuaderno de metas, donde anotaba cada detalle: "Tercer partido: Gol, asistencia, María en la grada."

Martes 28 de febrero

La vuelta a los entrenamientos fue exigente. El calor en Asunción apretaba fuerte, pero Matteo parecía no sentirlo. Su condición física sobresalía del resto, y eso no pasaba desapercibido para el cuerpo técnico.

—Che Matteo, ¿no te cansas vos? —preguntó entre risas su compañero Lucho, mientras jadeaba tras las pasadas.

—Si me canso, no llego nunca al primer equipo. —contestó con media sonrisa, levantando la cabeza como si mirara más allá del horizonte.

Esa noche, después de cenar, Matteo volvió a enviar un mensaje:

*"Hoy entrenamos fuerte. Me acordé de vos entre serie y serie."

La respuesta no tardó:

*"Entonces seguro hiciste todo bien. Yo también me acordé de vos."

Miércoles 1 de marzo al viernes 3 de marzo

La semana transcurrió entre sesiones dobles, repaso táctico y partidos en espacios reducidos. Matteo se mostraba afilado con ambas piernas, metiendo goles indistintamente de zurda o derecha, lo cual llamaba la atención de los técnicos.

En los descansos, mientras algunos hablaban de programas de la tele o de salir con chicas, él se sentaba en una esquina, concentrado, o mandando mensajes discretos. La relación con María Laura comenzaba a tomar una forma curiosa: divertida, fluida, con bromas cómplices pero sin romper la línea del respeto.

*"Tengo miedo de ser tu fan número uno, eh" —le escribió ella una noche.

*"Miedo tengo yo... que me guste tanto verte en la grada que si no estás, no rinda igual."

Y así, entre goles en las prácticas, chistes por mensajes y una sensación constante de avance, Matteo cerró la semana con la vista puesta en el cuarto partido del torneo, que se jugaría el domingo 5 de marzo de 2006.

Mientras se acostaba esa noche de viernes, el corazón le latía con calma. Ya no solo quería ser titular indiscutido, o debutar en el primer equipo. Ahora había algo más que lo empujaba hacia adelante: la sonrisa de María Laura Olitte en la tribuna.

Y él estaba dispuesto a convertir cada gol en una declaración silenciosa para ella.