—¡Realmente terminaste todo! —Chen Daya miró con ojos muy abiertos, preguntando de nuevo.
—¡Lo terminamos! —Los gerentes estaban animados y confiados.
¡Chen Daya no lo creía!
¡Y no podía creerlo!
Había sido el jefe de este proyecto durante tanto tiempo, tenía cierta autoridad detrás de él, supervisó personalmente la batalla y se ocupó durante todo un día para completar solo la mitad, mientras estas personas proliferaban a su alrededor.
¿Cómo podía ser que después de que Bai Xiaosheng hubiera estado a cargo solo medio día, lo hubieran terminado?
¡Esto era un tremendo insulto a mis capacidades personales! Chen Daya se sentía sofocado.
No, tenía que verlo por sí mismo.
—Muéstrenmelo, y les advierto, ¡ni siquiera piensen en engañarme!
Los ojos de Chen Daya estaban un poco rojos, y su mirada recorrió con odio el rostro de cada gerente, pensando para sí mismo:
«¡Nunca me trataron así!»