—¡Ya era hora!
Después de batallar durante tanto tiempo, Luo Cheng sintió que todo su cuerpo le dolía. Si esto continuaba, sería difícil evitar lesiones.
Al ver que Gu Lingfeng y Yuan Zhilan recuperaban con éxito la Fruta del Espíritu Primordial y se marchaban, Luo Cheng decidió no quedarse más tiempo. Se dio la vuelta y partió inmediatamente.
¡Rugido!
La Pitón de Escamas Negras también notó que la Fruta del Espíritu Primordial había desaparecido y al instante se enfureció. Su rugido era inusualmente agudo, y sus feroces pupilas se fijaron en Luo Cheng, irradiando una terrorífica intención asesina.
¡Retumbo!
Tan pronto como Luo Cheng entró en el Bosque de Pinos, sintió que el suelo comenzaba a temblar violentamente. Miró hacia atrás y su corazón dio un vuelco.