El tiempo fluye como el agua, nunca para regresar.
Dentro del Campo de Práctica, Luo Cheng estaba sentado con las piernas cruzadas, sus ojos ligeramente cerrados.
La Energía de Esencia lo rodeaba, formando un vórtice en forma de embudo con él en su centro, irradiando una poderosa fuerza de succión.
¡Boom! ¡Boom! ¡Boom!
A medida que pasaba el tiempo, el impulso del vórtice en forma de embudo se hacía cada vez más fuerte. Al observar más de cerca, se podían ver innumerables corrientes de energía similares a dragones entrelazándose a través del vórtice, devorando frenéticamente la Energía de Esencia del Cielo y la Tierra de una manera profundamente misteriosa.
Esta vez, el período de entrenamiento fue amplio, y Luo Cheng no se apresuró en busca de resultados rápidos—optando en cambio por un progreso constante, perfeccionando su Energía de Esencia poco a poco.