Capítulo 28: La noche del destino

El Cairo – 02:10 a.m.

Bajo el frío resplandor de la luna, la mansión de DIO proyectaba una larga sombra sobre las calles silenciosas de El Cairo. Joseph Joestar lideraba al grupo con paso firme, aunque inquieto, observando la mansión como si esta pudiese devolverle la mirada.

Jotaro Kujo caminaba ligeramente detrás, su rostro era un muro impenetrable, revelando apenas la determinación fría que lo caracterizaba. A su lado estaba Noriaki Kakyoin, respirando profundamente pese al dolor que aún sentía. Lisa Lisa, con su expresión serena y decidida, observaba cuidadosamente su entorno, mientras los finos hilos plateados de su Stand, «Silver Threads», vibraban suavemente, cargados del resplandeciente y dorado Hamon.

En la retaguardia, silencioso y distante, se encontraba Leo, cuyo rostro parecía tallado en hielo, inmutable incluso ahora, al borde del conflicto más crucial.

Joseph miró atrás brevemente, incapaz de contener su desconfianza.

—Recuerda, Leo, no dudes ni un segundo: no confiamos en ti. Al primer signo de traición...

Leo no dejó siquiera que terminara.

—Me eliminarás. Sí, lo sé. Ahora concéntrate en lo que importa. DIO ya nos espera.

Las enormes puertas de madera crujieron pesadamente al abrirse, revelando un oscuro vestíbulo envuelto en sombras profundas. Dentro, un frío sobrenatural y una presencia malévola parecían observarlos.

Apenas cruzaron el umbral, una lluvia de cuchillos se abalanzó desde la oscuridad.

—¡Atentos! —rugió Joseph.

Lisa Lisa se adelantó instantáneamente, sus hilos plateados extendiéndose como una delicada pero letal telaraña frente al grupo. Los hilos, vibrantes y dorados por el Hamon, interceptaron cada cuchillo, derritiendo sus filos metálicos al contacto y haciéndolos caer inútiles al suelo.

Joseph contempló impresionado la destreza de Lisa Lisa.

—Sigues siendo increíble…

Lisa Lisa mantuvo la concentración, sin dejarse distraer.

—Sigamos, no podemos detenernos aquí.

Atravesaron rápidamente un largo corredor hasta llegar al gran salón principal. Al fondo, una figura alta, imponente, esperaba con confianza arrogante, sus ojos dorados brillando con anticipación.

DIO.

—Finalmente llegaron. Esperaba más rapidez, pero supongo que la vejez los hace lentos, Joseph.

Joseph apretó sus puños con fuerza.

—Hoy será tu última noche, DIO. ¡No escaparás esta vez!

DIO sonrió burlonamente, mirando al grupo con un desprecio evidente.

—Siempre tan confiado. Veamos si pueden sostener esas palabras con hechos.

Sin esperar más, Jotaro avanzó velozmente y lanzó a Star Platinum hacia DIO, cuya rapidez sobrenatural le permitió esquivar con una sonrisa burlona.

—Lento —susurró DIO, burlándose.

Kakyoin aprovechó esa distracción para lanzar una rápida ofensiva con Hierophant Green, extendiendo sus hilos de energía esmeralda para atraparlo. DIO, ágil como una sombra, saltó fuera del alcance con facilidad.

—Tampoco es suficiente.

Lisa Lisa, en un movimiento simultáneo y silencioso, desplegó sus hilos plateados al máximo, cargados intensamente con Hamon. Los hilos brillaron en el aire como pequeñas estelas doradas, cerrándose en una trampa mortal alrededor del vampiro.

DIO, sorprendido por la velocidad de esos hilos, reaccionó tarde. Un hilo cortó superficialmente su mejilla derecha, dejando una quemadura que empezó a liberar vapor dorado inmediatamente.

—¡¿Hamon?! —gruñó DIO, tocándose la mejilla con dolor y rabia.

Joseph mostró una sonrisa confiada.

—No lo esperabas, ¿verdad?

DIO respiró hondo, recuperando su compostura rápidamente.

—Basta de juegos. «ZA WARUDO!»

Todo se congeló instantáneamente.

Joseph, Lisa Lisa y Kakyoin quedaron suspendidos, con gestos defensivos inmóviles, incapaces siquiera de respirar. DIO avanzó con calma absoluta hacia Joseph, sonriendo perversamente.

—Qué fácil es así, Joseph. Este es el final que siempre mereciste.

Pero entonces algo completamente inesperado rompió el silencio congelado.

—No es tan fácil, DIO.

La voz fría y calmada de Leo resonó claramente en el mundo detenido. DIO, genuinamente sorprendido, giró rápidamente para ver a Leo caminando libremente hacia él, rodeado por la presencia oscura de su Stand, «The Archive Over Void».

—¿Cómo puedes moverte en mi tiempo detenido? ¡Esto es imposible! —exclamó DIO con evidente inquietud.

Leo mantuvo su paso lento y seguro hacia DIO, impasible.

—Tus leyes no tienen efecto sobre mí.

DIO apretó los dientes, preparado para reaccionar.

Pero justo entonces, por una fracción de segundo detrás de él, una figura logró romper también ligeramente el dominio temporal del vampiro. Era Jotaro Kujo, cuyos ojos ardían con esfuerzo absoluto.

—¡STAR PLATINUM!

En ese único y brevísimo instante, el puño de Star Platinum impactó con fuerza sobre la espalda desprevenida de DIO, lanzándolo violentamente hacia adelante contra una pared cercana.

DIO, sorprendido y furioso, se recuperó lentamente mirando atrás con ojos de asombro.

—Tú… ¡No deberías poder hacer eso!

Jotaro permanecía inmóvil nuevamente, jadeando por el increíble esfuerzo. Había sido solo un instante, pero suficiente para sacudir la confianza del vampiro.

—Parece que tu poder no es tan absoluto, maldito.

En ese instante, el flujo del tiempo se restableció. Joseph, Lisa Lisa y Kakyoin observaron sorprendidos cómo DIO se recuperaba lentamente del impacto inesperado.

Joseph miró con asombro a Jotaro.

—¡Jotaro! ¿Cómo lograste moverte?

Jotaro respiró pesadamente, recomponiendo su postura.

—Apenas pude hacerlo por un segundo. Parece que puedo adaptarme a su Stand, al menos un poco.

Leo avanzó finalmente, deteniéndose junto a Jotaro y mirando fijamente a DIO, ahora más serio que nunca.

—Ahora entiendes tu situación, DIO. El destino no te pertenece más.

DIO se levantó lentamente, su expresión ahora dominada por una ira feroz.

—¡No toleraré esta humillación! ¡No importa lo que tengan que ofrecer, voy a aplastarlos a todos!

Leo extendió ligeramente su mano, abriendo lentamente las páginas de su grimorio, preparándose para la confrontación definitiva.

—Lo veremos.

[Nivel de Influencia narrativa actualizado: 82%]

[Condición para absorción confirmada]

[Forma Humanoide del Stand lista para activarse tras la victoria]

Una última pausa cargada de tensión precedió al choque final, con ambos bandos entendiendo claramente que ya no había marcha atrás.

La batalla decisiva estaba por empezar.