—¡Abuelo!
Cuando Song Qingshan cayó al suelo, Song Yan gritó y se apresuró hacia adelante, pero fue detenida por Song Jie quien le agarró la muñeca.
Song Jie, con los ojos inyectados en sangre, miró a Song Yan y dijo:
—Xiao Yan, ¡abandona la Familia Song ahora!
Las lágrimas corrían por el rostro de Song Yan mientras se ahogaba:
—La Familia Song está a punto de desaparecer, tantos guardias lucharon y murieron por ella, ¿cómo puedo yo, un miembro de la Familia Song, irme?
Rechinando los dientes, Song Jie dijo:
—¡Es porque todos ellos murieron que deberías irte!
—¡No!
Song Yan luchó para liberarse del agarre de Song Jie y dijo entre lágrimas:
—¡No me iré! ¡Quiero luchar hasta la muerte como ellos!
Observaba con agonía cómo los guardias a quienes solía llamar tíos y abuelos caían uno a uno en charcos de sangre, sintiendo como si su corazón estuviera sangrando.
Eran solo guardias de la Familia Song, pero ahora estaban luchando por ella, dispuestos a pagar con sus vidas.